20 jun. 2025

“Pablo Escobar no era el Patrón del Mal, sino su empleado”

La muerte de Pablo Escobar fue también el fin de los grandes carteles de la droga en Colombia, país que sigue encabezando la producción mundial de cocaína pero que en los últimos 20 años ha visto debilitarse y atomizarse a las organizaciones del narcotráfico.

20º aniversario. Flores  de   Luz  Escobar, hermana de Pablo.

20º aniversario. Flores de Luz Escobar, hermana de Pablo.

“Cuando mataron a Escobar no mataron al Patrón del Mal, mataron a un trabajador del Patrón del Mal que está vivo y que se está replicando en México, en Centroamérica, en Brasil, que tiene coletazos en Medellín, en Colombia en general”, afirmó Luis Alirio Calle, único periodista presente cuando Escobar se entregó a la justicia en 1991, después de construirse una cárcel de lujo.

Escobar creó a fines de los 70 el Cártel de Medellín, en el que agrupó bajo su mando a pequeños traficantes para imponer a Colombia sus reglas: “Plata o plomo” y comprar bajo amenaza a poderes públicos.

Cuando Escobar murió el 2 de diciembre de 1993 en Medellín, había llegado a ser el hombre más rico de Colombia, mencionado por la revista Forbes como una de las mayores fortunas del mundo, incluso había sido parlamentario suplente en 1982.

“Ahora hay mafiosos poderosos pero callados, trabajan de otra manera, con un perfil más bajo, porque el narcotráfico está ahí, haciendo y deshaciendo”, afirmó Calle.

Escobar dominó el negocio de las drogas a lo largo de toda la cadena, desde la siembra de la hoja hasta la venta al menudeo en Nueva York.

En cambio, ahora los grupos narcos colombianos solo participan de los primeros eslabones de la cadena y han perdido el control, a favor de mexicanos y centroamericanos, de la colocación y distribución de las cargas en Estados Unidos.

El apoyo de EEUU a Bogotá en su lucha antidrogas, a través del Plan Colombia con el cual el país andino ha recibido más de 8.000 millones de dólares desde el 2000, ha reducido también los cocales (48.000 hectáreas en 2012) y la producción de cocaína (309 toneladas el año pasado). AFP