Por Darío Bareiro
CAACUPÉ
El nuncio, monseñor Eliseo Antonio Ariotti, presidió junto con el obispo de Caacupé, monseñor Claudio Giménez, la misa central en el Santuario de la Villa Serrana, ocasión en que se procedió a la bendición de las palmas y explicó el significado de esta práctica.
El representante del Santo Padre en nuestro país dijo que con esta asamblea litúrgica se ingresa a la Semana Santa para vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
“Los ramos de olivos y de las palmas son símbolos de la paz y del martirio, respectivamente, y testimonian nuestra adhesión firme al misterio pascual que celebramos”, señaló en la homilía el nuncio.
Ante la multitud de fieles manifestó que Cristo es el rey de los pobres, en el sentido que da el sermón de la montaña, que presupone la libertad interior que nos hace libres de la avidez de posesión, que nos hace libre del afán del poder que endurece los corazones.
“Aclamamos a este rey de la paz, que en realidad se hace rey de la cruz, signo de perdón y de reconciliación. La cruz desde siempre nos pide no responder a la injusticia con otra injusticia, a la violencia con otra violencia, y que nos hace recordar que solo podemos vencer al mal con el bien y jamás devolviendo mal por mal”, reflexionó.
Invitó a todos a mirar a Jesucristo como siervo sufriente, que trabajó hasta la muerte en la cruz, “la que trajo la gracia y la redención”.
Añadió que en la pobreza, la misericordia, la paz y la universalidad se resume el símbolo de la cruz que es centro de la vida eterna y de la vida entera.
Destacó que es por eso “que queremos vivir en riqueza y plenitud, sin embargo, no hallamos la vida apropiándonos de ella sino donándola”, explicó en su reflexión.
MOTIVO. Los ritos del Domingo de Ramos recuerdan el júbilo del pueblo que espera al Mesías, pero al mismo tiempo se caracteriza con liturgia de pasión en sentido pleno.
“Como pueblo que somos caminamos con Jesús hacia el sacrificio de la cruz, que es oferta de perdón y de reconciliación”.
Ese es el amor que infunde esperanza, amor, que expresa confianza en el momento de la suprema debilidad de la muerte, mencionó.
“Es por ello que contemplamos a Jesús, seguimos al Señor porque él no promete una felicidad ilusoria, sino duradera”, concretó.
“LA IGLESIA ESTÁ SUFRIENDO”
Al término de la celebración de la misa se le consultó al nuncio apostólico, monseñor Eliseo Antonio Ariotti, sobre la preocupación del papa Benedicto XVI por los casos de pedofilia, en varios de los cuales están involucrados sacerdotes de la Iglesia Católica. Al respecto, indicó: “En estos días, la Iglesia está sufriendo, toda la sociedad está sufriendo. El Santo Padre ha hecho una gran lucha contra este mal en la Iglesia y en la sociedad. El papa Benedicto nos da el ejemplo de que quiere limpieza, él quiere y estamos seguros que los sacerdotes contestarán con su vida, con su disciplina, porque todos en esta tierra somos peregrinos hasta la vida eterna. Somos imperfectos, pero tenemos que reconocer las culpas y debemos pedir perdón y esperar la misericordia de Dios”, finalizó.