Es realmente el colmo de ineficiencia. Tal como lo ha señalado un informe de Última Hora, en su edición de ayer, no solamente las vacunas anti-Covid llegan a cuotas o las pocas dosis se aplican de manera exasperantemente lenta, sino que además los registros de quienes se alcanzan a vacunar no se encuentran al día, pues más de 40.000 personas que recibieron las dosis todavía no se han incorporado a las planillas disponibles en el sitio web vacunate.gov.py. Es decir, oficialmente aún no se los considera vacunados.
Concretamente, según lo ha revelado este diario, hasta ayer lunes había 41.765 personas que recibieron las vacunas, y los datos aún faltaban cargar en el sistema de registro.
El propio director del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), doctor Héctor Castro, admitió que hay un importante retardo en subir los datos al sitio oficial, lo cual impide conocer en tiempo real o en un corto plazo si las preciadas dosis contra el coronavirus están siendo destinadas exclusivamente al grupo poblacional, priorizado en esta etapa.
Sobre todo, cuando surgen constantes denuncias de que se siguen suministrando dosis a personas que aún no se encuentran en el rango de edad, los llamados “vacunados vip”, muchos de ellos personajes del sector político y sus familiares vinculados a círculos de poder. También abundan las denuncias de presuntas irregularidades en los registros, como las de personas que intentan registrarse, pero encuentran que figuran como fallecidas en el banco de datos.
Cabe señalar que la transparencia es vital en este proceso. Justamente, el hecho de poder acceder a un registro actualizado con la identidad de todos los vacunados fue lo que permitió destapar en el mes de abril el escándalo de las vacunaciones vip, hechas a personas fuera del límite de edad y que implicó a connotadas figuras políticas, como la ex senadora Mirta Gusinky y el ex fiscal general Rubén Candia Amarilla, por citar solo dos de estos casos.
El hecho de que el personal de salud se encuentra excedido de trabajo y no hay personal suficiente para procesar los datos, no debería ser un justificativo, como el que ensayó el director del PAI ante las indagaciones de periodistas de este diario. Hay otras áreas del funcionariado público que en este momento carecen de tareas vitales, que podrían sumarse a esta labor, con una adecuada planificación de recursos humanos.
La falta de datos actualizados sobre la vacunación, aún incipiente, conspira contra la necesaria transparencia y abre interrogantes de sospecha. Si no se corrige este atraso, cuando el proceso llegue a sectores mayoritarios de la población, la falta de datos puede ser aún más grande.
Esta lamentable situación constituye otra grave falencia del sistema de salud, como también del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (Mitic), que debería brindar el soporte informático y de comunicación, y que de este modo refuerza la imagen de ser una institución que ha aumentado mucho en estructura y presupuesto, pero que cumple una labor sumamente deficiente.
Es necesario que los sectores del Gobierno se pongan las pilas y se actualicen cuanto antes.