Mar Marín, de EFE
BUENOS AIRES, ARGENTINA.
“Vamos a ganar con la frente alta y nuestros principios basados en Eva y Perón”, proclama el ex presidente Néstor Kirchner en un acto electoral para atraer el voto obrero, a apenas 6 días de unas elecciones legislativas fundamentales para el futuro político del peronismo.
Kirchner, que gobernó el país entre 2003 y 2007 y ahora es el líder del Partido Justicialista (peronista), se juega mucho en las elecciones del domingo, a las que concurre como cabeza de lista al Parlamento por el peronista Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires, bastión del oficialismo.
Con un empate técnico, según las últimas encuestas, frente a su más directo oponente, el peronista disidente Francisco de Narváez, Kirchner tiene que apretar en esta última semana de campaña para tratar de mantener la mayoría oficialista en el Congreso.
Arropado por el aparato de la poderosa Confederación General del Trabajo (CGT) y por buena parte de la maquinaria del peronismo en la provincia de Buenos Aires, Kirchner ha radicalizado su mensaje para tratar de imponerse en su pulso frente a la oposición, enarbolando la bandera del nacionalismo, la figura de Perón y el fantasma del crack económico del 2001.
SEGURIDAD. "¡No vamos a ganar estas elecciones de cualquier manera, vamos a ganar con la frente alta y con nuestros principios históricos y filosóficos, basados en Eva y Perón!”, gritaba ayer el líder justicialista durante un mitin ante sindicalistas municipales en el polideportivo de Avellaneda, un populoso municipio provincial ubicado al sur de la capital.
"¡Hay que defender lo nacional. Les pido ayuda para defender los principios básicos de la nacionalidad, para mantener viva la patria, para que la bandera argentina nos abrace a todos!”, insiste Kirchner a gritos para hacerse oír entre los aplausos de miles de afiliados a la CGT, ante la atenta mirada del secretario general de la Confederación, Hugo Moyano.
Moyano había calentado el ambiente previamente al criticar a los líderes que “hablaban de Perón” y luego no querían saber nada de las demandas de los trabajadores y recordando los tiempos del caos económico en los que el ex presidente Fernando de la Rúa (1999-2001) tuvo que salir de la Casa Rosada en helicóptero.
Pero, consciente de su poder en este momento, el líder sindical, vicepresidente del Partido Justicialista, aprovechó la ocasión para arrebatar a Kirch-ner un compromiso pendiente con los trabajadores municipales: la creación de comisiones paritarias para negociar mejoras salariales.
“Cristina (Fernández, la presidenta argentina, esposa de Kirchner) tiene muy claro que está dispuesta a avanzar junto a los trabajadores municipales”, responde Néstor Kirch-ner, y el auditorio estalla en aplausos y en gritos de "¡Aguante Cristina!”.
El próximo domingo, insiste Kirchner, “hay que votar para que nuestros pibes y nuestras pibas (jóvenes) se sientan orgullos de nosotros, por la patria, por la bandera, por los argentinos”, concluye, mientras se escucha de fondo uno de los temas utilizados en los actos del ex presidente: “por eso los días más felices fueron peronistas”.
Después llega la hora del baño de masas y Kirchner baja de la tribuna y se deja apretar y abrazar por decenas de simpatizantes que apenas le permiten dejar el polideportivo.
INCERTIDUMBRE
El ex presidente y candidato a diputado nacional Néstor Kirchner no logra despegarse en las encuestas de su inmediato perseguidor, el magnate Francisco de Narváez, lo que pone suspenso al desenlace de las legislativas, en las que el gobierno de Cristina Fernández arriesga la mayoría oficialista en el Congreso.
A seis días de los comicios, los principales encuestadores no coinciden respecto al resultado.
En la provincia de Buenos Aires, el distrito electoral más importante del país, la mayoría de los sondeos le atribuyen a Kirchner una ventaja de entre dos y cinco puntos sobre De Narváez, lo cual está dentro del margen de error estadístico.
La encuestadora Poliarquía Consultores es la única que vislumbra un triunfo opositor en territorio bonaerense: le otorga a De Narváez, postulante de una coalición de derecha a la que también adhieren peronistas disidentes, el primer puesto con el 32,5% de la intención de votos.
Kirchner, del Frente para la Victoria -como se identifica la corriente kirchnerista dentro del Partido Justicialista (peronismo)-, marcha segundo con el 30%.