31 may. 2025

Modelo económico agotado obliga a cambios para dinamizar expansión

Analistas señalan que se deben impulsar nuevos motores para que la economía paraguaya vuelva a crecer con tasas más elevadas. El modelo vigente muestra resultados cada vez más magros.

Durante los últimos años, el crecimiento económico de Paraguay exhibe un desaceleramiento, lo cual obliga a buscar e impulsar nuevos motores de expansión que puedan volver a dinamizar la actividad local, coinciden analistas.

Víctor Raúl Benítez González, máster en economía y profesor de la Fundación Getulio Vargas de Brasil, fue tajante al referirse al modelo nacional vigente, señalando que Paraguay ”es un mix de capitalismo de secuaces, sin mercado, con primitivismo productivo, sin vanguardia”.

Al respecto, resaltó que en Paraguay se evidencia una serie de debilidades que se remontan desde la época de la dictadura stronista y del golpe de 1989 (el cual define como golpe palaciego, concretado por amigos del poder, y no como un golpe de Estado), lo cual coloca al país en el ránking del Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional como una de las naciones más corruptas.

Entre estas debilidades, cita que el Estado se maneja “como un club de ex alumnos”, que existe un protectorado al sector informal y marginal del Brasil y resalta que “la principal actividad económica del Paraguay es crear normas legales y de políticas públicas y luego vender su incumplimiento”. Esto hace que “en Paraguay todo funcione con anomalías”, indicó.

Sobre lo que denomina primitivismo productivo, señaló que hay diversos elementos de la matriz productiva paraguaya que se muestran invariables “desde hace siglos”, como el agropecuarismo –que extrae la riqueza de la forma más fácil, de la tierra, en vez de capacitar y equipar al factor humano– y la “promesa de goteo” de los buenos números macro hacia la micro. “El producto crece hace 17 años al 4% anual acumulativo suavizado, pero sin efecto derrame”, sostuvo.

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Apunta también que en nuestro país “la pobreza convive con la desigualdad que no disminuye” y que esto tiene consecuencias políticas. “Porque los que tienen más cooptan el poder y están sobrerrepresentados en las instancias decisorias y los que tienen menos quedan subrepresentados y de esa forma el statu quo no cambia. Todo se reproduce y el capitalismo de compinches sigue impidiendo el desarrollo”, dijo.

ajustes. Para Benítez, el país debe dar un choque de gestión para girar desde el primitivismo productivo hacia la industrialización de las materias primas y la economía del conocimiento. “Eso supone inglés masivo en las escuelas públicas y álgebra de calidad al alcance de todos. También castellano. Inteligencia artificial (y) robótica vienen luego. Todo público. Quizá trayendo profesores del extranjero. Hoy tenemos una usina de empobrecimiento que se reproduce”, manifestó.

También hizo énfasis en que ve a Paraguay como un país low cost que casi no cobra impuestos, pero que no brinda servicios. “Baja presión tributaria equivale a baja o nula producción de bienes públicos, lo que resulta en la reducida productividad del aparato nacional”, indicó.

AGOTADO. Por su parte, Alberto Acosta Garbarino, presidente de la Fundación Desarrollo en Democracia (Dende), explicó que el análisis del comportamiento de la economía en los últimos años lleva a la conclusión de que el modelo que nos permitió crecer en los últimos veinte años hoy se encuentra agotado.

Recordó que en el año 2001 se produjeron dos eventos internacionales muy importantes: La fuerte reducción de las tasas de interés en dólares, debido a que Estados Unidos estaba en recesión y la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio, lo cual fue la base de una expansión económica que se evidenció en varios países, incluyendo a Paraguay, ante el precio más elevado de materias primas.

En nuestro país, según Acosta Garbarino, el sector privado aprovechó el viento favorable invirtiendo en toda la cadena del complejo soja, duplicando el área sembrada, incorporando tecnología de punta en el proceso productivo y fortaleciendo la logística de almacenamiento y transporte. “Algo similar ocurrió con la cadena de la carne”, apuntó.

No obstante, continuó diciendo que el problema apareció a partir del 2014, cuando los precios internacionales comenzaron a bajar. Agregó que en ese nuevo escenario, y a partir del año 2012, el Estado comenzó a recurrir al endeudamiento externo para invertir en infraestructura, buscando de esa manera compensar el menor dinamismo del sector privado, pero que ese proceso de endeudamiento acelerado nos llevó de una deuda de 12% del PIB a una de 37% de la economía paraguaya, lo cual es un punto no menor.

OPORTUNIDAD. ”Este modelo ha llegado a su fin, pero necesitamos seguir creciendo para brindar oportunidades de trabajo a nuestra gente y el Paraguay tiene todas las condiciones para hacerlo. Debemos seguir siendo un gran productor de alimentos, pero debemos potenciar otros motores para el crecimiento futuro. Uno de esos nuevos motores deberá ser el sector industrial, tanto el de la agroindustria como aquellos sectores que utilizan abundante mano de obra y energía”, refirió.

Asimismo, consideró que el Estado paraguayo debe apoyar este proceso con infraestructura de calidad, con una mejoría radical en nuestra educación, con un impulso decidido a la tecnología y a la innovación, dentro de un marco de seguridad física y jurídica. “El modelo de los bajos impuestos, del alto endeudamiento, de los gastos de mala calidad y con pésimos servicios públicos ha llegado a su fin”, insistió.

4,6% es el crecimiento anual en promedio obtenido por la economía paraguaya entre los años 2003 y 2014.

2,3% pasó a ser la expansión de la actividad económica desde 2014 en adelante, con una menor dinámica.