La construcción de viviendas de emergencia para más de 50 familias de Luque, Presidente Hayes y Asunción se inició ayer con decenas de voluntarios de la organización Techo Paraguay, que busca brindar una solución habitacional más digna a familias de escasos recursos que viven en zonas vulnerables.
El proyecto, reiniciado tras una larga pausa debido a la pandemia del Covid-19, busca levantar este año 200 casas de este tipo en distintos puntos del territorio.
En las cercanías del vertedero de Cateura, un grupo de voluntarios llegó desde temprano ayer para comenzar a levantar los hogares que cuentan con un cimiento de pilotes de caranday, paredes de madera y techo de zinc.
El primer día, se dedicaron a colocar la base y el cimiento de caranday, para seguir hoy con los trabajos de colocación de las paredes y el techo.
Los voluntarios provienen de la capital y de zonas de Central, donde se registran y se preparan para cada campaña que organiza la fundación.
De las 53 casas proveídas ayer, algunas son también parte de una campaña de capacitaciones a jefas de hogar de la fundación Santa Librada, que trabaja con las mamás para que puedan emprender negocios de todo tipo y también a insertarse en el ámbito laboral.
Con la llegada de la pandemia, muchas familias hoy viven de la elaboración de productos de limpieza y de bioseguridad para el hogar.
Además del Bañado Sur, las viviendas se levantan en los barrios Flor de Itapuami, Primero de Julio e Independencia II de Luque. También en Benjamín Aceval, Villa Hayes y Remansito en el departamento Presidente Hayes, en las puertas del Chaco.
Voluntariado. Para los voluntarios, la construcción de estas casas en zonas precarias es un mensaje para visibilizar la realidad de todas las familias del país.
“Es como nuestro mensaje de protesta para que todos vean la alta brecha de desigualdad que existe. No hace falta ni salir lejos de Asunción para ver estas realidades”, comentó Stefanía Román, una de las voluntarias y jefa de Escuela en las construcciones del Bañado Sur.
Desde el inicio de la campaña en mayo pasado, unos 300 jóvenes voluntarios, todos universitarios, trabajan en estas zonas con Techo.
No es una novedad que en estos territorios más vulnerables, el hacinamiento también dificulta cumplir con las medidas recomendadas, como el distanciamiento social y el autoaislamiento. Esta pandemia intensificó las desigualdades existentes, indica la organización en un comunicado.
Para Stefanía, el trabajo en las viviendas y con las familias es una oportunidad para demostrar que las cosas pueden cambiar para mejor.
“Sabemos que se necesita un mundo para cambiar el mundo, pero estamos acá demostrando que se puede”.
Trabajos regresan tras un año
Luego de un año de pausa debido al ingreso de la pandemia del Covid-19, la organización Techo volvió en mayo pasado con su campaña de construcción masiva de viviendas de emergencia. El objetivo es, en principio, levantar 200 casas de emergencia a partir de caranday, paredes de madera y techos de zinc. El tiempo de vigencia de cada casa es de 10 años, pero muchas familias ya cuentan con estos hogares por más de dos lustros. Las tareas se realizan cumpliendo un protocolo exigido por Salud Pública y con previo aislamiento voluntario de cada joven.