El body positive, filosofía ligada a la aceptación y la reivindicación de la diversidad de cuerpos y tallas, consolida su hueco en la moda. Ser modelo es, desde hace ya varias temporadas, un oficio que ya no se nutre únicamente de cuerpos esbeltos y tallas pequeñas, sino que busca una actitud reflejada en diferentes tipos de fisionomías dentro del amplio abanico de constituciones corporales del mundo real.
Las modelos de talla media representan al porcentaje de tallas más extenso y son, hasta hace relativamente poco tiempo, olvidadas en el espectro de representación en el que las modelos de pasarela llegaban hasta la talla 36 y las plus size partían de la 42.
En un cambio de relato que busca reflejar todas las posibilidades, las modelos de talla media cobran ahora protagonismo. El nombre del momento entre firmas y agentes de moda es el de Jill Kortleve, portada de Vogue Abril, protagonista de la última campaña de H&M y modelo sobre los últimos desfiles de Chanel, Valentino o Alexander Mcqueen. Con 1,75 metros de altura y 107 centímetros de cadera, la holandesa demuestra que las medidas perfectas son todas.
“Durante estos años vimos modelos red (modelos pelirrojas), grey (aquellas de pelo canoso) y diferentes grupos que han ido surgiendo a raíz de un deseo del público por verse identificado en grupos”, explica a Efe Kristen Wicce, fotógrafa de moda y representante de modelos. Según Wicce, este nuevo arquetipo de modelo “siempre ha existido y seguirá existiendo”. EFE