El Pontífice estadounidense, que tiene también pasaporte peruano, explicó que “la vida está hecha de encuentros, y en estos encuentros nos revelamos tal y como somos”, y que cuando “nos encontramos frente al otro, frente a su fragilidad y su debilidad, podemos decidir qué hacer: Cuidar de él o hacer como si nada”.
Agregó que “sin embargo, la práctica del culto no lleva automáticamente a ser compasivos. De hecho, antes que una cuestión religiosa, ¡la compasión es una cuestión de humanidad! Antes de ser creyentes, estamos llamados a ser humanos”.
Lamentó que “la prisa, tan presente en nuestra vida, (es) la que muchas veces nos impide sentir compasión” y “quien piensa que su viaje debe tener la prioridad, no está dispuesto a detenerse por otro”.
Y preguntó: "¿Cuándo seremos capaces nosotros también de interrumpir nuestro viaje y tener compasión? (...) Cuando hayamos comprendido que ese hombre herido en el camino nos representa a cada uno de nosotros. Y entonces, el recuerdo de todas las veces que Jesús se detuvo para cuidar de nosotros nos hará más capaces de compasión”.
Y concluyó su mensaje rezando para que “podamos crecer en humanidad, de modo que nuestras relaciones sean más verdaderas y más ricas en compasión”.
Fuente: EFE.