23 jun. 2025

Las cosas cambian

Por Manuel Ferreira Brusquetti (*)

Nuestra economía parecería estar sufriendo transformaciones importantes que son precisas tenerlas en mente. Este proceso, lento y paulatino, se inició hace varios años, pero recién ahora se están empezando a ver sus frutos.
Tal vez la más llamativa de estas transformaciones sea la que estamos viviendo ahora con la presión a la baja del tipo de cambio. Anteriormente, la gente ahorraba en dólares porque sentía que esto le garantizaba el mantenimiento del valor de sus ahorros. Todos esperábamos que el tipo de cambio del dólar vaya subiendo consistentemente.
Sin embargo, esto, que era una realidad hasta el 2005, ha cambiado notoriamente. Hoy, se ven declaraciones de los flamantes miembros del directorio del Banco Central con elucubraciones sobre como parar la caída del tipo de cambio del dólar americano sin desangrar a la autoridad monetaria.
La causa principal de este fenómeno, a más de las consabidas causas internacionales de exceso de liquidez de la moneda americana (algo también nuevo en la economía del mundo), se deben a que Paraguay pasó a recibir más ingresos de divisas que egresos. Esto hace que haya una abundancia relativa de dólares, y siempre lo que hay mucho es más barato, por eso cae el tipo de cambio.
Pero, ¿por qué hay muchos dólares? Las causas son varias, pero quiero hacer énfasis solamente en dos de ellas: las remesas de paraguayos que viven en el extranjero y los crecimientos en las ventas de productos paraguayos.
Cuando miramos estos dos hechos desde el punto de vista económico, vemos que en realidad ambas son exportaciones. Por un lado, exportamos mano de obra a la cual nuestra economía no está pudiendo emplear. Estas no son buenas noticias ya que tenemos muchos compatriotas que no están pudiendo ser empleados por la estructura económica existente y tienen que migrar. Lo ideal sería que se puedan quedar.
Por otro lado, el éxito de la soja y la carne hacen que estos productos se vendan masivamente en el extranjero. También ha cambiado la visión de las empresas paraguayas hacia la exportación: empieza a haber un desarrollo cada vez más notorio de las exportaciones no tradicionales y de pequeñas y medianas empresas, y estas sí son buenas noticias. Vender afuera tiene que ser la vocación del Paraguay. Es la única forma de generar mayor empleo y para evitar que la gente siga saliendo.
Estas nuevas realidades obligan a repensar seriamente políticas que teníamos asumidas. Nuestra naciente vocación exportadora trae aparejada consigo el ingreso masivo de divisas. Si no tomamos medidas de fondo para solucionar estos problemas en la economía, vamos a tener caídas del tipo de cambio todos los años, sobre todo si tenemos en cuenta que, hasta ahora, la mayor parte de nuestros productos de exportación son de producción zafrera y de commodities. Esto significa que no controlamos el precio de nuestra mercadería y que los ingresos de divisas se concentran en la primera parte del año. Mirar lo que hizo Chile con el fondo del cobre y los países petroleros con fondos similares para estabilizar los shocks de ingresos de divisas parecería ser el camino para una solución estructural.
Las exportaciones también hay que dirigirlas hacia sectores que puedan generar la mayor cantidad de empleo posible, ya que este es el recurso que más nos sobra, y el que genera mayor bienestar en la población, que debe ser el objetivo último. Una alternativa de política es darle un subsidio que le reduzca su riesgo al empresario para que se meta en industrias, como por ejemplo, la confección, que es intensiva en mano de obra. Esto implica socializar los riesgos en áreas que nos interesan a todos porque son muy generadoras de empleo.
Estas son sólo unas pocas ideas para empezar a pensar.
Lo concreto: nuestro país y nuestra economía está dando signos positivos en pequeños cambios. Es hora de empezar a debatir como profundizarlos.

(*) Economista Jefe Fundación Desarrollo en Democracia