19 abr. 2024

La voz de la selva: El primer libro de un narrador indígena

Luis Leiva es el primer escritor indígena que escribe y publica un libro de narrativa en el Paraguay. Toba Maskoy, en busca de liberación se presenta el 10 de marzo en la Manzana de la Rivera.

Marcos Ybáñez
Escritor y comunicador


El Chaco, palabra que proviene de la lengua quechua chacu, quiere decir “lugar de cacería”. La espesura del monte es tal, que, la inmensidad de su enmarañada vegetación de tunas, yuquerí, caraguatá y otras variedades de espinas, la hacen una barrera natural impenetrable.

De las entrañas de este paisaje agreste y duro se alza la voz ancestral indígena de un guardián del bosque, con la pluma crítica y profunda de Luis Leiva, de la nación Toba Maskoy, Casanillo, Chaco. “Contar nuestra historia en un libro es una forma de perpetuar la memoria de los Toba Maskoy, ante el peligro de extinción cultural y lingüístico”, dice Luis.

El primer narrador indígena del Paraguay relata con crudeza la larga lucha de los antiguos Enenlhet por preservar la memoria viva de un pueblo milenario, que resistió el paso de los siglos, así como procesos colonizadores y civilizatorios violentos, para despojarlos de sus territorios ancestrales, y sus formas tradicionales de vida.

El libro Toba Maskoy, en busca de liberación, de Luis Leiva, constituye un testamento cultural y lingüístico. Será presentado el miércoles 10 de marzo, a las 16.00, en el Patio Leonor, del Centro Cultural de la Ciudad Manzana de la Rivera.

La obra describe con realismo la lucha de los guardianes del monte por defender su hábitat, su zlepop –tierra, en lengua Toba Maskoy–. Es la voz agónica de los últimos bosques chaqueños, un grito de la madre tierra, desde la selva depredada, una especie de rugido de yaguaretés en la huida, perseguido por la cacería furtiva, por un modelo de desarrollo, que arrasa todo a su paso, con sus motosierras y topadoras, destruyendo montes, culturas, especies nativas, la biodiversidad, en nombre del progreso de unos pocos.

Al desaparecer el monte, va extinguiéndose la vida de numerosas especies, como el tagua y el guasu. El antiguo hábitat indígena va siendo sustituido por vacas, con colonizaciones territoriales para la ganadería, que los arrincona, rodea, asfixia. Los árboles nativos añejos sufren el acecho de la extinción por la deforestación, entre ellos el palo santo, la miel de abeja –yhetoyheh jeneh– se va perdiendo, el manen –fruta silvestre– y con el alimento.

Luis Leiva nació el 8 de agosto de 1959, en la ribera del río Paraguay, en Puerto Sastre, Chaco paraguayo. Hijo de un chamán, hombre sabio, de pocas palabras, quien le contaba las historias antes de dormir en el monte, que grababa en su memoria celosamente para no olvidar.

A sus 33 años comenzó a escribir el libro. Durante toda su vida fue anotando en un ajado diario los hechos, como un cronista, en medio de la lucha por la tierra de los Toba Maskoy, que lo tuvo como protagonista directo, al ser líder de la comunidad Casanillo, Chaco, durante varios años.

TESTAMENTO CULTURAL

El libro es un testamento cultural sobre la vida antigua de los Enenlhet, la lucha por la tierra en Casanillo, y por el derecho de sus ancestros. Es la voz de un pueblo silenciado del ka’aguy (monte), que relata en forma cruda la odisea por recuperar el territorio ancestral de los Toba Maskoy.

“Ha sido por tiempos una pelea dura, sufrida, porque se tuvo que luchar largamente para poder recibir legalmente del Estado paraguayo las tierras que nos legaron nuestros ancestros, para desarrollar nuestra vida, cultura y lengua”, señala Leiva.

El autor recoge tradiciones, cultura e historia de la lucha de los Toba Maskoy, también conocidos como los Enenlhet. Fue recopilando datos durante 40 años, rescatando palabras, vivencias, elementos de la lengua, como un protagonista directo, al ser uno de los líderes de la comunidad, convirtiéndose en cronista de la peregrinación de un pueblo ancestral.

Leiva, con una escritura pulcra, sistemática, con buen manejo de su lengua nativa, así como en idioma guaraní, español, alemán, portugués y otros, como un políglota, logra crear y recrear un puente literario y comunicacional con otras culturas. Documenta la cultura viva, acallada, de sus ancestros, el clamor de la madre tierra, sus árboles y raíces, que llaman para ir a su encuentro.

La comunidad Casanillo está ubicada en la frontera de tres departamentos limítrofes del Chaco. Cuenta con 15.820 hectáreas de tierra, adquiridas por la Conferencia Episcopal Paraguaya en 1981, luego de una larga lucha del pueblo Maskoy por su territorio. En 1989 fue transferida a los Toba Maskoy, en el distrito de Manuel Irala Fernández, Departamento de presidente Hayes. Actualmente, el territorio cuenta con seis comunidades aledañas con 545 familias, con una población de 2.750 personas.

En Casanillo trabajan en forma comunitaria y asociativa para el sustento de las familias. Poseen un almacén de consumo. Cuentan con escuela, unidad de salud familiar, caminos, corrales, alambradas, tractores y camiones comunitarios, ganado vacuno, organización de mujeres, iglesias, comisión de salud, de educación, consejos comunitarios, trabajo social. Se comunican a través de su radio comunitaria 90.3 FM, que transmite en su lengua. También cuentan con un campo deportivo para la recreación y la integración.

Leiva, de 61 años de edad, es el primer autor indígena en escribir y publicar un libro en prosa narrativa literaria. Hay otros autores indígenas que escriben y publican poesía, como Alba Eiragi, del pueblo Ava Guarani, y Brígido Bogado, del pueblo Mbya Guaraní. En el Chaco existe una diversidad de voces y culturas, que se van expresando en sus lenguas, a través de libros, en coautorías, diccionarios como el de los Nivaclé, o miradas de autores indígenas sobre sus propias realidades, que muestran la emergencia de la literatura indígena.

CÓMO NACE EL LIBRO

Uwe Friesen, de Loma Plata, presidente de la Asociación Civil de Historia y Cultura de los Menonitas en el Paraguay, fundada en 1999, para rescatar la historia y las riquezas culturales de los menonitas, en especial con relación a la vida en Paraguay, relató la historia que gira en torno a la publicación del libro. “Desde el 2013 trabajo con Leiva. Él se me acercó buscando apoyo para publicar la historia de su pueblo. Luego de varias interrupciones por motivos diferentes, pudimos publicar el libro a fines de 2020”, destaca.

“Leiva siempre quiso salvar y rescatar la historia de su pueblo, resaltando valores culturales autóctonos. La historia de Casanillo no se escribe sin enfocar la sufrida, larga y tenaz lucha por conseguir la tierra propia de los Toba Maskoy”, afirma Friesen.

Leiva siempre consideró fundamental el encuentro y la convivencia con los inmigrantes que llegaron al Chaco. Sostiene que la vida de los ancestros no debe olvidarse; pero al mismo tiempo los jóvenes deben aprender a vivir en un mundo cambiante, trabajando en su cosmovisión en el siglo XXI, asegura Uwe Friesen.

“El libro desafía a cada lector a reflexionar sobre sus acciones en un mundo pluricultural, en el que cada persona puede aportar un granito positivo en la construcción del futuro de la nación en que vive”, agrega.

La publicación del libro fue posible gracias al apoyo financiero y acompañamiento de los promotores de la convivencia multicultural del Chaco paraguayo, como el Departamento de Historia de la Asociación Civil Chortitzer Komitee, la estancia Pangaré de Rodger y Diane Toews, estancia Molino Cué, Classic Motos de Arnold Friesen, Cerámica Toba SA, y la estancia Ypané.

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