20 ago. 2025

La tarea salvadora de la Iglesia

Hoy meditamos el Evangelio según San Marcos. El mismo Señor, antes de su Ascensión a los Cielos, entregó a sus Apóstoles sus propios poderes en orden a la salvación del mundo.

El Maestro les habló con la majestad propia de Dios: Se me ha dado todo poder en el Cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos míos a todos los pueblos...; y la Iglesia comenzó enseguida, con autoridad divina, a ejercer su poder salvador.

Pero la Iglesia somos todos los bautizados, y todos somos instrumentos de salvación para los demás cuando procuramos permanecer unidos a Cristo con el cumplimiento fiel de nuestros deberes religiosos:

La santa misa, la oración, la presencia de Dios durante el día...; cuando estamos unidos a la persona y a las intenciones del Romano Pontífice y del obispo de la diócesis; cuando somos ejemplares en el cumplimiento de nuestros deberes profesionales, familiares, cívicos; con un apostolado eficaz en el entramado de relaciones en el que discurre nuestra vida. Este apostolado se hace más urgente cuanta más cizaña encontramos en nuestro camino, cuando percibamos el efecto de esa mala levadura de la que habla el Señor.

El papa Francisco a propósito del evangelio de hoy dijo:

“Los discípulos fueron entusiastas, preparaban programas, planes para la futura organización de la Iglesia naciente, discutían sobre quién era el más grande e impedían hacer el bien en el nombre de Jesús a los que no pertenecían a su grupo[…].

Los discípulos no comprendían: Lo entiendo, los discípulos querían eficacia, querían que la Iglesia siga adelante sin problemas y esto puede convertirse en una tentación para la Iglesia:

¡La Iglesia del funcionalismo! ¡La Iglesia bien organizada! ¡Todo bien, pero sin memoria y sin promesa! Esta Iglesia así, no avanzará: Será la Iglesia de la lucha por el poder, será la Iglesia de los celos entre los bautizados, y muchas otras cosas que están allí cuando no hay memoria.

La vitalidad de la Iglesia no está dada por los documentos y reuniones para planificar y hacer bien las cosas: Estas son realidades necesarias, pero no son el signo de la presencia de Dios.

(Frases extractadas de la homiletica Francisco Fernández carvajal y de la página http://es.catholic.net/op/articulos/48795/enviado48795.html#modal)