31 may. 2025

La segunda venida del Señor

Aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestra condición humilde según el modelo de su condición gloriosa.

El tiempo de Adviento prepara también nuestras almas a la expectación de la segunda venida de Cristo al final de los tiempos; entonces, el mundo verá al Hijo del hombre venir sobre una nube con gran poder y majestad, para juzgar a vivos y muertos en un juicio universal, antes de que lleguen los cielos nuevos y la tierra nueva, donde mora toda justicia.

Y mientras tanto, «la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e instituciones la imagen de este siglo que pasa, y ella misma vive entre las criaturas que gimen con dolores de parto al presente, en espera de la manifestación de los hijos de Dios (Cfr. Rom 8, 1922)».Vendrá Jesucristo como el Redentor del mundo, como Rey, Juez y Señor de todo el Universo. Y sorprenderá a los hombres ocupados en sus negocios, sin advertir la inminencia de su llegada: como el relámpago sale del Oriente y brilla hasta el Occidente, así será la venida del Hijo del hombre.

Se reunirán a su alrededor buenos y malos, vivos y difuntos: todos los hombres se dirigirán irresistiblemente hacia Cristo triunfante, atraídos los unos por el amor, forzados los otros por la justicia.

Aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre, la Santa Cruz. Esa Cruz tantas veces despreciada, tantas abandonada, escándalo para los judíos, necedad para los gentiles (8), que había sido considerada como algo sin sentido; esa Cruz aparecerá ante la mirada asombrada de los hombres como signo de salvación.

Entonces daremos por bien empleados todos nuestros esfuerzos, todas aquellas obras que hicimos por Dios, aunque quizá nadie en este mundo se diera cuenta de ellas. Y tendremos la alegría de haber colaborado como siervos fieles en el reinado de aquel Rey, Jesucristo, que aparece ahora lleno de majestad en su gloria.

(Frases extractadas del libro Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal).