Por Rodolfo López
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Muchas veces hemos criticado la falta de previsión para evitar actos de violencia. Pero ayer la ciudad de Luque vivió una fiesta plena con el fútbol.
Estaban frente a frente dos equipos que encienden chispas en sus respectivas hinchadas, es decir, tienen las pasiones encendidas.
Al menos, dentro del estadio no hubo actos vandálicos y el comportamiento fue ejemplar.
La previsión de la Policía fue de lo mejor, porque desde tempranas horas el control fue estricto. Es más, hubo muchos demorados que no llegaron a su destino final: el estadio Feliciano Cáceres. Los uniformados decomisaron cintos, tocos de marihuana y otros elementos no permitidos para un espectáculo futbolístico. El fiscal Blas Imas acompañó de cerca toda la actuación y el resultado está a la vista.
No estamos diciendo que la violencia desapareció, pero las autoridades encargadas actuaron como debe ser y, por tanto, las escenas que no queremos ver pasaron desapercibidas. Hubo hechos aislados, pero que en el global muy poco suman.
También favoreció el horario del compromiso, porque fue a la luz del día y los inadaptados son como Drácula, pues su fuerte es la noche y tuvieron poco margen para actuar.
Fue linda la fiesta en la cancha de Luqueño y nos alegra que las familias vuelvan a las canchas porque, al fin y al cabo, aparte de los futbolistas, los aficionados también tienen su gran cuota de participación para el brillo de la jornada.
Ojalá que no sea aislado; esto debe ser la constante.