29 mar. 2024

La pandemia del Covid-19 sumó otra crisis en los centros penitenciarios

Control. Personal del Ministerio de Salud realizando trabajos de desinfección en la entrada de la penitenciaría de Tacumbú.

Control. Personal del Ministerio de Salud realizando trabajos de desinfección en la entrada de la penitenciaría de Tacumbú.

“La crisis después de la crisis”, es la definición que dio la ministra al impacto que generó la entrada del Covid-19 a los centros penitenciarios, que se cobró la vida de nueve personas. Cuatro de ellas fueron funcionarios penitenciarios y cinco internos.

–¿El desafío más grande fue gestionar el ingreso del virus en las cárceles?

–Sí, porque implicaba restringir derechos que podría haber derivado en episodios de seguridad. Si uno mira la experiencia de otros países, lo que sucedió, cuando restringieron las visitas, para que no ingrese el virus. La reacción de la población fue violenta: hubo motines, intentos de fuga, incendios, que nosotros no tuvimos.

–Se puede decir que en nuestro país, comprendieron la situación los privados de libertad...

–Eso fue resultado de un trabajo articulado y bastante exigente de los funcionarios que conforman el equipo del Ministerio. La Dirección de Salud Penitenciaria recorrió todos los penales para concienciar qué es el Covid-19.

–¿Uno de los momentos candentes fue cuando se restringió el ingreso de los familiares?

–Las restricciones que sufrió el resto de la población, para nosotros ya eran naturales.

Teníamos miedo de ser los causantes de la saturación del sistema de salud pública, porque los centros penitenciarios no están en condiciones para atender de la misma manera que requiera una persona que necesita internación o terapia intensiva. Esa era nuestra preocupación y la mayor tensión la vivimos durante este tiempo.

–¿Se puede decir que fue menos de lo esperado el impacto, entonces?

–Creemos que salimos con resultados positivos desde el punto de vista epidemiológico. Se tenía previsto que fallezcan 150 a 200 personas, teniendo en cuenta las enfermedades de base y las condiciones de los centros penitenciarios. Lamentamos mucho las muertes que se dieron; hubiéramos querido salir invictos del virus, pero podemos decir que por lo menos no saturamos el sistema de salud y no murieron por el pasillo las personas que creímos que iban a morir.

–Sin embargo, se tuvieron algunas manifestaciones, donde los internos mostraron su descontento...

–En Tacumbú se dieron manifestaciones y en Encarnación. Por el tipo de medidas que se venían tomando por la cuarentena y el virus.

–¿Con el regreso de las visitas se sorteó de alguna manera la crisis?

–Le planteamos la elección si vamos a tener visitas sociales o íntimas, las dos juntas no se podían. Optaron por las íntimas. Allí el riesgo del contagio era menor; se llevaba un mejor control.


Teníamos miedo de ser los causantes de la saturación del sistema de salud pública. Esa era nuestra preocupación y la mayor tensión la vivimos durante este tiempo.


Hubiéramos querido salir invictos del virus, pero podemos decir que por lo menos no saturamos el sistema de salud y no murieron por el pasillo las personas que creímos que iban a morir.


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