Estas asociaciones ofrecen la ventaja de faenar los animales de sus propios socios; sin embargo, la baja demanda de carne en el mercado internacional como efecto de la pandemia del Covid-19 las obligó a disminuir sus actividades. Para aminorar la pérdida de los ganaderos que dependían de las cooperativas, estas decidieron direccionar a la competencia los bovinos que sus industrias no podían absorber.
“Nunca antes en la historia de las cooperativas ellas tomaron la decisión de vender productos de sus asociados a una industria tercera”, dijo al respecto Egon Neufeld, productor, socio accionista de una cooperativa y directivo de un frigorífico, durante un conversatorio virtual organizado por la Mesa Paraguaya de la Carne Sostenible.
Para Neufeld, esta fórmula es consecuencia de una crisis que incluso es más fuerte que el brote de aftosa en el 2012. No especificó cuáles son las cooperativas que tomaron esta decisión, pero a este grupo corresponden Neuland, Chortitzer y Fernheim, que además conforman la alianza Central de Cooperativas de la Producción.
Otro beneficio es el precio que pagan a sus proveedores de materia prima, ya que de acuerdo con el presidente de la Asociación Pecuaria Agua Dulce, Celso Muxfeldt, mientras la mayoría de los productores están recibiendo USD 2 por kilogramo al gancho, las cooperativas están pagando entre USD 2,25 a USD 2,30; por tanto, considera que este es el precio de equilibrio que debe pagar la industria en general en una coyuntura de crisis.
El vicepresidente de la Cámara Paraguaya de la Carne, Juan Carlos Pettengill, respondió a los cuestionamientos de los ganaderos que la diferencia de precios es proporcional a la caída de la cotización internacional, donde no solo se debe observar la venta de carne, sino también de menudencia y cuero. Si bien en mayo hubo mayor compra por parte de Chile y más dinamismo en el mercado europeo, estima que los precios repuntarán a partir de julio.