El rabino Julián Vainstein comentó que está celebración se caracteriza principalmente por los dos días que dura, pero, que generalmente se considera como uno solo, de 48 horas. “El año nuevo se celebra desde hoy al atardecer (por ayer) y se extiende hasta la caída del sol del viernes, pero más que nada, estos días no son de festejos como en el año nuevo gregoriano cristiano, sino de reflexión e introspección”, comentó.
Vainstein resalta el protagonismo de la familias en estos dos días, ya que los mismos se reúnen para rezar y hacer plegarias. Todos los miembros tratan de evaluar el año que pasó proponiéndose a mejorar cada día, reconciliarse con sus semejantes. “Más que nada es un día de arrepentimiento”.
TRadición. Durante el año nuevo judío, las familias incluyen en su mesa alimentos dulces y utilizan elementos como la cabeza de pescado, que simboliza el camino a seguir “siempre hacia adelante” e innovación. También se acostumbra a colocar una fruta granada, que por las muchas semillas que tienen, simbolizan cada uno de los preceptos judíos.
“Son 613 los preceptos y así uno va adquiriendo e ingiriéndolos para que sean parte de la vida de uno. Un año ligado al torá. La celebración se trata de bendecir la mesa con estos elementos”, resaltó el rabino.