La abrupta despedida de un Gobierno con luces y sombras

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print
Con su imagen erosionada por 13 años de una gestión manchada por la corrupción en su entorno, el boliviano Evo Morales, presidente en funciones más antiguo de América del Sur, buscó extender su mandato hasta 2025 apoyándose en un ciclo de bonanza económica que ahora está en declive.

Pastor de llamas en su niñez, el primer presidente indígena de Bolivia, que apenas acabó la primaria, Morales, un ex líder cocalero, llegó al Gobierno en enero del 2006 con el 54% de los votos y revalidó el cargo con 64% para el periodo 2010-2015 y con 61% para la gestión 2015-2020, lo que le permitió dominar el Congreso en sus dos últimas gestiones, generándole un amplio poder político.

POSITIVO. En los 13 años de Gobierno, Morales catapultó a su país a un auge económico y a una estabilidad política y social inéditos, con algunas medidas duramente criticadas, entre ellas la nacionalización de hidrocarburos, clave en su gestión. A raíz de esa medida, que afectó a Repsol de España, a Total de Francia y a Petrobras de Brasil, que siguen operando en el país tras renegociar contratos, la renta petrolera subió de 674 millones de dólares en 2005 a 2.281 millones en 2018, a pesar de la reciente depresión de los precios internacionales del crudo.

Cuando el petróleo estaba en alza, Bolivia obtuvo 5.530 millones en 2014, y las reservas internacionales netas llegaron a 15.000 millones de dólares, una cifra nunca vista en el país. A pesar de la caída del precio del crudo, la economía creció el año pasado en 4,2%, uno de los índices más altos de la región.

CORRUPCIÓN. Pero para la oposición, en estos 13 años con precios espectaculares de materias primas tuvo una inmensa oportunidad perdida, según resume el candidato presidencial de derecha, Óscar Ortiz. Sin embargo, son las acusaciones de corrupción de su administración las que han puesto al gobernante en el ojo de la tormenta. Las sospechas de que usó sus influencias en favor de su ex compañera sentimental Gabriela Zapata, cuya compañía china había firmado contratos con el Estado boliviano, le hicieron perder un referendo en el 2016 que buscaba la reelección. A pesar de su derrota, Morales logró que el Tribunal Constitucional lo habilitara para una cuarta candidatura.

  • Facebook
  • Twitter
  • Email
  • Print
Más contenido de esta sección