20 jul. 2025

Jesucristo vive para siempre

Cristo vive, y de diversos modos está entre nosotros y aún dentro de nosotros. Por eso debemos salir a su encuentro, esforzarnos por tener más conciencia de esa presencia inefable para que, teniéndole más presente, le tratemos más, y su amor crezca en nosotros.

“Hay que tratar a Cristo, en la palabra y en el pan, en la Eucaristía y en la oración. Y tratarlo como se trata a un amigo, a un ser real y vivo como Cristo lo es, porque ha resucitado. Cristo, leemos en la epístola a los Hebreos, como siempre permanece, posee eternamente el sacerdocio. De aquí que puede perpetuamente salvar a los que por medio suyo se presentan a Dios, puesto que está siempre vivo para interceder por nosotros (Heb 7, 2425).

“Cristo, Cristo resucitado, es el compañero, el amigo. Un compañero que se deja ver slo entre sombras, pero cuya realidad llena toda nuestra vida, y que nos hace desear su compañía definitiva”.

Si contemplamos a Cristo resucitado, si nos esforzamos en mirarlo con mirada limpia, comprenderemos hondamente que también ahora es posible seguirle de cerca, vivir junto a él nuestra vida, que entonces se engrandece y adquiere un sentido nuevo.

El ejemplo de María Magdalena, que persevera en la fidelidad al Señor en momentos difíciles, nos enseña que quien busca con sinceridad y constancia a Jesucristo acaba encontrándolo.

En una de sus misas matutinas en la capilla de la Domus Sanctae Marthae, el papa Francisco dijo: “Comentando el episodio del Evangelio del martes de la Octava de Pascua, cuando san Juan refiere la frase de María de Magdala: “¡He visto al Señor!” después de haberle lavado los pies con sus lágrimas y secado con sus cabellos (Jn 20, 11-18), el papa Francisco recordó que Jesús perdonó los pecados de esta mujer, porque ella “amó mucho”.

De este modo, volvió a proponer el testimonio de quien era “despreciada por aquellos que se consideraban justos”; sin embargo “no dice ‘he fracasado’”. “Sencillamente llora”. “Hay un momento en nuestra vida –explicó el Papa– en el que solo las lágrimas nos preparan para ver a Jesús. ¿Cuál es el mensaje de esta mujer? “He visto al Señor”.

(Frases extractadas del libro Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal, y http://w2.vatican.va)