16 dic. 2025

“Invitábamos a la gente que pasaba por la vereda a probar los menús”

Alicia de Hayashi (62) es la impulsora del local gastronómico Delicias Japonesas, emprendimiento que surgió de forma casera en la propia cocina del hogar donde preparaba platos para fiestas de cumpleaños y reuniones.

Negocio familiar.  Alicia   (centro)   con  Denisse   (sobrina,  a quien califica como su mano derecha)   y su esposo Eijiro .

Negocio familiar. Alicia (centro) con Denisse (sobrina, a quien califica como su mano derecha) y su esposo Eijiro .

Por Elisa Alvariza Arce

elisa-alvariza@uhora,com.py

Las Delicias Japonesas es el nombre del sitio gastronómico, que eligieron hace 11 años, Alicia Obara de Hayashi junto con su familia para llevar a cabo el emprendimiento, que se inició en la propia cocina familiar y luego se expandió en su primer local para el público en la ciudad de Fernando de la Mora. Hoy día, el restaurante ya cuenta con dos locales (el primero sigue estando en Fernando de la Mora y el segundo está en Villa Morra) sigue siendo atendido por la propia dueña de casa, que no se olvida de ningún detalle para que “la sazón de la comida japonesa siga siendo igual que el primer plato que sirvieron a los comensales”, comentó doña Alicia como su secreto fundamental. Adaptarse al paladar de los paraguayos fue otro desafío que se consiguió, que ella misma dice no fue fácil, pero que con una constancia y con mucha paciencia sin dejar atrás la meta que fue el éxito.

–¿Cómo inició el emprendimiento gastronómico?

–Surgió como una alternativa, ante el exceso de producción de ganado bovino wagyu de origen japonés que criaba mi marido Eijiro Hayashi, quien exportaba carne a Brasil, pero solo algunos cortes. Preparábamos con mi cuñada Yukari de Obara, platos para fiestas de cumpleaños y reuniones, en la cocina de mi casa, hacíamos todo. A partir de la buena aceptación, empezamos a incursionar en el negocio del catering.

–¿Cuándo decidieron habilitar el primer local?

–Le dije a mi marido que me alquile un local en la ciudad de Fernando de la Mora, para ofrecer servicios de comida para llevar. Eso fue ya hace 11 años, en ese entonces lo que se llama delivery no era muy masivo en Paraguay. Teníamos varias críticas de la familia por el lugar que elegimos que era muy lejos y que el emprendimiento no iba a prosperar; sin embargo, siempre yo decía que sí iba a tener mucho éxito, estaba convencida de eso y con seguridad arrancamos.

–¿Cómo fue la aceptación de los paraguayos hacia la comida occidental?

–Al principio los clientes miran reacios a las opciones que preparábamos, les invitamos a pasar al local a los que iban por la vereda, no fue fácil en principio. Y pensamos que podemos hacer con las carnes de wagyu, que es una carne tan tierna y linda y dijimos que a los paraguayos les gusta mucho el asadito. Y así empezamos a preparar en los tradicionales palitos de madera, hicimos 50 unidades de asadito de wagyu primero y se acabó.

–¿Cómo fue la experiencia para mostrar lo que es la raza wagyu?

–Los clientes nos preguntaban ‘qué lo que es esta carne tan blanda’, como no era muy conocida esta raza de bovino. Le contábamos cómo era el wagyu y no entendían mucho. Insinuaban que era carne de gato, de perro, de todo nos decían. Medio que simpática y ofensiva era la gente, pero de a poco se fueron conociendo la raza, les mostrabamos fotos y así. Después llegamos a vender 1.000 asaditos por día.

–¿Alguna anécdota que recuerda de sus inicios en el primer local?

–A pedido de los clientes ya fuimos adaptando el local para poder servir caliente como nos pedían, recuerdo teníamos una hilera de tres mesas que compramos de Caaguazú. Pero era tan chico el local que si un cliente quería ir al sanitario todos se tenían que levantar. Después con la demanda tuvimos que ir agrandando el local, refaccionado y habilitando hasta 40 lugares más.

–¿Cómo fue para la habilitación del segundo local gastronómico?

–Los problemas del tránsito caótico hicieron que hace tres años busquemos el segundo local de Las Delicias Japonesas ya en la zona de Asunción, en Villa Morra. Es en la casa donde crecieron mis hijos que ahora ya están casados y estudiando en el extranjero, la construcción estaba prácticamente sin uso; pusimos en venta, pero después surgió la idea de habilitar el restó en la casa con algunas modificaciones.

–¿Cuál es el secreto para que un emprendimiento sea duradero en el tiempo?

–Uno tiene que hacer lo que le gusta para que le dure, siempre fui apasionada de la comida, mi mejor maestra fue mi madre, me enseñó a los 8 años a cocinar.

–Si bien el emprendimiento lo fundó usted con ayuda de su cuñada, ahora ya se volvió una compañía familiar, ¿cuál es el secreto para el éxito en este sentido?

–Mucha paciencia mutua, dialogar y otorgar una remuneración a cada componente familiar de acuerdo a las funciones y su responsabilidad en el emprendimiento. Es importante también saber si a los hijos les gusta seguir o trabajar en la empresa familiar; si no, es mejor que busquen las actividades que les apasionan. También es importante decir que trabajo es trabajo y parentela es aparte.

–¿Cómo es el consumidor paraguayo?

–El paraguayo de hace 15 años era muy reacio a las comidas extranjeras, ahora no cambió mucho eso. Ahora nos exigen más, tiene más información de comida internacional, es más gourmet. Viaja más, quiere probar todo y de calidad.

–¿Cómo se inicia su día laboral?

–No empiezo muy temprano, porque termino la jornada muy tarde. Pero cuando estoy en el campo sí me levanto para tomar mate. Recorro todos los días los dos locales de Las Delicias. Constantemente estoy probando todos los menús en la cocina.

–¿Cómo fue para ir formando a los profesionales en la cocina?

–Yo prefiero a gente sin experiencia y que quiera aprender. Con mucha paciencia y de a poco fui delegando parte de los trabajos en la cocina, aunque algunos platos en particular los sigo haciendo yo. Cuando se trata de hacer menús para casamiento japonés u otras actividades de la colectividad nos piden y hago, porque tiene su forma de cocinar. Entonces me involucro muchísimo todavía en cada detalle.

–¿Cuál es su filosofía de vida?

–Vivir cada día agradeciendo a Dios, vivir honestamente, pasar el mayor tiempo con la familia y dar para recibir; no hay que ser avaro en nada. Desde que soy chica hay una cosa que me enseñaron: es que a la gente viene a casa, lo primero que le preguntamos es si comieron, y si no, donde comen dos, comen tres.