Por Wilson Ferreira
CIUDAD DEL ESTE
Están allí, al costado del Centro Regional de Educación de Ciudad del Este. Son nativos de la parcialidad mbya guaraní, víctimas del consumo de drogas, como la cola de zapatero, y la prostitución, práctica a la que recurren en la mayoría de los casos menores de edad, lo cual degrada cada vez más la ya pobre calidad de vida que llevan en la capital departamental.
Venidos de los departamentos de Caazapá y Caaguazú, estos indígenas dejaron sus hogares en busca de un futuro mejor en Alto Paraná; sin embargo, hoy se encontraron con otra realidad que al final no dista mucho de la que dejaron atrás en sus comunidades de origen.
Para un importante sector de la población esteña la escena pasa desapercibida, mientras otros (grupos muy reducidos) con un sentido más humanitario, acercan alimentos, prendas de vestir y en algunos casos se toman el tiempo de recortarles el cabello y desparasitar a los niños, principalmente.
La situación es preocupante, pues no solo son víctimas de la ausencia de políticas públicas, sino que están absorbiendo los vicios de una sociedad enferma.
El consumo de drogas entre los indígenas hoy es una realidad, al punto que es común observarlos con una bolsa de cola de zapatero en mano, o a jovencitas ofreciendo sexo por 10 a 15 mil guaraníes.
Por ahora, el crack y la marihuana están fuera del presupuesto de estos nativos, pero el ambiente en que viven los convierte en potenciales consumidores, hecho que podría elevar su nivel de agresividad, e incluso convertirlos en marginales en un futuro no muy lejano.
PLAN DE RESCATE. “La Secretaría de la Niñez y la Adolescencia de Ciudad del Este es consciente del problema y viene trabajando en un plan de rescate confirmó", el titular de esta dependencia pública regional, padre Nilo Mármol.
Reconoció que el trabajo no es fácil y sobre todo el de abordaje, sin embargo, lograron conseguir un educador de la misma parcialidad, que hoy está trabajando, levantando datos, “recogiendo información sumamente importante que sirven para elaborar un plan de rescate”, comentó Mármol.
“Vamos a comenzar a trabajar con un grupo que está dispuesto a volver, antes, vamos a ir hasta sus comunidades de origen, ver si los familiares que quedaron están en condiciones de recibirlos y ver si la vuelta será sustentable, de lo contrario terminan volviendo y eso no queremos”, explicó el sacerdote.
Entre el Centro Regional de Educación y la zona de la Terminal de Ómnibus están censados 40 familias indígenas de los cuales 40 personas, consumen drogas (cola de zapatero) y se prostituyen para sobrevivir. “Hubo un problema entre ellos y los que consumen fueron expulsados de la zona Terminal”, explicó Mármol, al confirmar que de acuerdo al censo realizado, los que quieren volver son aproximadamente 30 indígenas, entre los cuales están los consumidores de drogas.
BUSCAN UN TERRENO PARA ELLOS
El levantamiento de datos también reveló que hay indígenas que ya no quieren volver. “Para ellos vamos a ver si podemos adquirir un inmueble para lo cual hemos iniciado conversaciones con la gente de la Secretaría de Acción Social. La idea es rescatarlos en una propiedad y mejorar el trabajo de reciclado, que es lo que hacen hoy para vivir”, dijo.
El religioso reconoció que la tarea no es fácil y que no quieren iniciar un trabajo que tenga un efecto meramente mediático. “Estamos trabajando con ellos. Ya establecimos un canal de comunicación con un educador y a partir de allí trabajar sobre eso. No queremos forzar ninguna situación. Cualquier plan no pasa por borrarlos de la vista sino por lograr que mejoren su calidad de vida”, afirmó.