14 jun. 2025

Horror en Capiatá: Policía aniquila a una familia y luego se mata

BAJO LA LUPA. Nuevamente un uniformado estuvo involucrado en un crimen. Habría utilizado drogas. MACABRO. Seis personas fallecidas y dos que están gravemente heridas es el saldo del terrible hecho. INSUFICIENTE. La institución no realiza los controles sicológicos periódicos a sus uniformados, admiten. SIN NADA. Los sobrevivientes de la masacre requieren de la solidaridad de la ciudadanía.

Los cuatro grados de temperatura tenían sumergidas en una gélida quietud las calles del tranquilo barrio San Miguel de Capiatá, que reposaba en el silencio, con los vecinos durmiendo y protegiéndose del intenso frío en casa, en la madrugada de ayer, viernes

Pero minutos después de las 03:00 el silencio se rompió con el ruido del motor de una motocicleta que llegó hasta el portón de una casa ubicada sobre el callejón Cerrito casi Ycuá Corá.

Del biciclo descendió el suboficial Isidro Casco Salinas, que dejó la moto debajo de una planta de mango, traspuso el precario cerco e ingresó a la casa forzando la puerta principal.

Sin decir palabra, y portando un teléfono celular en la mano, con el que transmitía la cruel acción que estaba por realizar, desenfundó su arma y comenzó a disparar contra los miembros de la familia que dormían, sin esperar el demencial ataque.

Las balas alcanzaron primero a Liliana Maribel Gómez Caballero (18), quien dormía con su sobrina Amaya Celina Casco Riveros, de 2 años, hija del policía, que también recibió varios disparos. A ambas la muerte las llevó mientras estaban durmiendo.

En la misma habitación, pero en otra cama, dormían Alberto de la Cruz Riveros Benítez (53), suegro del uniformado, con su pareja, Amalia Beatriz Caballero Portillo (50). La mujer llegó a gritar antes de recibir también los disparos mortales.

La furia del hombre era tal que las balas que salieron de su arma también alcanzaron a una adolescente de 16 años y a un niño de 11, que hasta el momento, son sobrevivientes del terrible hecho.

Ya llevando cuatro muertos y dos heridos graves, el hombre que se encontraba fuera de sí siguió buscando más víctimas. Fue entonces que pateó la puerta de otra habitación, donde dormían otras cinco personas.

Para ese momento, el estruendo de los disparos ya había despertado a la mayoría de los vecinos, que llamaron a la Policía y el terror poco a poco fue ganando terreno en la fría madrugada.

“Escuché una explosión y pensé que era el cargador de un celular. Miré por el agujero de mi puerta y ya vi que era él, luego pateó mi puerta y entró a nuestra pieza. Mis hijos arrodillados le pidieron que no les mate, que ahí estaba un bebé. Se calmó un poco y salió de la habitación”, relató Liliana Caballero, una de las personas que sobrevivió a la terrorífica jornada.

Junto a Liliana y sus tres hijos, de 17, 15 y 11 años, dormía Amílcar, el bebé de 1 año, otro de los hijos del suboficial asesino y que era otro de sus objetivos.

“Cuando mi hija que tenía en sus brazos al bebé intentó huir con él a la casa de un vecino, el policía apuntó en la sien al bebé y le disparó”, añadió, en un crudo relato la testigo, que afirmó que todo esto ya pasó en el patio, a la vista de los vecinos, que tampoco podrán olvidar lo ocurrido por el resto de sus vidas.

TRANSMISIÓN

Luego de matar a sus pequeños hijos, a su suegra, a la pareja de esta y a una de sus cuñadas, el hombre se disparó en la cabeza, cayendo al suelo sin vida. Su celular también cayó al piso; desde el aparato se podían escuchar los gritos de su madre, que está en España, pero que vio todo lo ocurrido en tiempo real.

La mujer había llevado a trabajar al país europeo a su nuera Beatriz Romero, madre de los dos hijos del policía, que llevaba 7 meses trabajando en el lugar.

La fiscala Carolina Martínez, una de las que investiga el caso, mencionó que el uniformado había amenazado a su pareja con matar a su familia si ella no volvía a Paraguay.

Además de los hijos que tuvo con el uniformado, Beatriz tiene otro hijo de cuatro años, fruto de otra relación, que estaba al cuidado de su papá, el único que le queda tras la tragedia.

Realizarán examen toxicológico a uniformado
La fiscala Carolina Martínez solicitó que se le extraigan muestras de sangre al policía fallecido para realizar un examen toxicológico. La versión que manejan los investigadores es que el uniformado era adicto a la cocaína y al alcohol y que habría cometido el múltiple crimen bajo los efectos de ambas drogas.

Madre de los niños será repatriada el 15 de julio
Beatriz Romero Caballero, ex pareja del policía y madre de los niños asesinados, vendrá a Paraguay en un vuelo humanitario, el 15 de julio. “La representación consular recibió la noticia a pocas horas de los sucesos y activó inmediatamente el protocolo de actuación para este tipo de casos”, explicaron desde el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Solidaridad en medio de la tragedia
Ludi Acosta tiene su casa frente a la nueva casa del horror. La mujer aseguró que luego del múltiple crimen los integrantes de la familia que sobrevivieron quedaron muy afectados económicamente. Los vecinos se unieron para cubrir los gastos de sepelio e internación de las dos personas heridas. “Los vecinos nos estamos juntando para hacer limpieza y pintar de nuevo la casa porque está hecho un mar de sangre”, expresó la mujer.
Antes de la tragedia, la familia ya estaba enfrentando el drama que trajo la pandemia del coronavirus, que afectó en la economía familiar.
Alberto Riveros, uno de los fallecidos, que era conocido en el barrio como don Lidu, trabajaba de chofer en una línea interna, pero su trabajo se vio afectado por las medidas implementadas por el Gobierno. Su pareja, que también falleció, se ganaba la vida como empleada doméstica, pero últimamente, tampoco podía trabajar.
Por esto los vecinos realizaban ollas populares en el barrio para ayudarlos.
Las personas que quieran colaborar pueden realizar sus aportes girando al teléfono (0982) 337-057.