Antes del terremoto, Haití tenía suficientes problemas: con una superficie de 27.751 kilómetros cuadrados, tenía cerca de 9.000.000 de habitantes. El haitiano medio vivía con dos dólares al día. Este es un promedio, porque también había gente rica, aunque no una clase media. El desempleo alcanzaba el 75%; el analfabetismo, más del 65%. Entre el 30% y el 40% del presupuesto nacional se cubría con créditos y donaciones internacionales. Por falta de trabajo en el campo, la gente se fue a la capital, Puerto Príncipe, que llegó a los tres millones de habitantes. Por falta de dinero, no se construyeron los edificios como se debía en una zona de temblores; por eso el terremoto destruyó cerca del 40% de los edificios de Puerto Príncipe.
Hoy es el país más pobre de América. En 1789, las exportaciones de Haití igualaban a las exportaciones de todas las colonias españolas de América juntas. Haití no tenía plata, como México o el Perú, pero tenía el oro blanco del momento, el azúcar, y además, el café. Estaba dominada por Francia, que con su pequeña colonia del Caribe ganaba mucho más que España con todas sus colonias de América. Los 500.000 esclavos negros que plantaban caña de azúcar y café ganaban menos, porque su expectativa de vida en Haití era de 21 años.
En 1789, la Revolución Francesa declaró los Derechos del Hombre. Los haitianos pidieron derechos para ellos también, pero no se los concedieron. En 1791 se rebelaron, bajo la conducción de Toussaint L’Ouverture. Ouverture quiere decir “abertura” y tiene relación con los ritos religiosos africanos en que Toussaint era iniciado. Por eso el predicador norteamericano Pat Robertson dijo que Haití se independizó gracias a un pacto con el diablo, así que el terremoto era un castigo de Dios. Pero no se crea que los franceses fueran angélicos. El general Leclerc, enviado por Napoleón para reprimir la insurrección, decidió matar a todos los varones haitianos mayores de 14 años. No los mató porque él se murió antes, junto con 50.000 soldados y 18 generales franceses; antes de morir mataron unos 120.000 nativos y destruyeron cuanto pudieron. En 1804, Haití obtuvo la independencia, después de 13 años de lucha. Fue la primera república negra, y la primera nación independiente que abolió la esclavitud.
En 1815, la república recibió a Simón Bolívar y le dio el apoyo necesario para lograr la independencia de Colombia, Venezuela, Ecuador y Perú -un paso decisivo en la emancipación americana-. En 1825, Haití recibió la visita de la flota de guerra francesa, que le exigió una suma multimillonaria para reconocer su independencia. Aquella deuda se terminó de pagar en 1945; para pagarla, se debió prestar más dinero. Para asegurar el pago del dinero, hubo numerosas ocupaciones extranjeras.
Lo que hoy vemos en Puerto Príncipe es muy diferente. Los soldados no van para proteger a los capitalistas extranjeros, sino para dar seguridad a los civiles agobiados por la catástrofe natural y la falta de seguridad. Los gobiernos y las personas particulares brindan ayuda humanitaria. Sin esa solidaridad, que debe sostenerse, será imposible la reconstrucción de Haití.