Las empresas públicas de servicio de agua y luz quedan prohibidas de incrementar los costos del servicio de manera delincuencial. No argumentarán falta de controles a los medidores y menos forzarán para que miles vayan a sus oficinas a reclamar el robo diseminando en la espera el Covid-19.
Este Estado consuetudinariamente ladrón renuncia a seguir esquilmando a sus mandantes y ante el fin inminente repara sus vicios, robos y decepciones de manera abierta y generosa.
Como sociedad jurídicamente organizada estamos en deuda con cada uno de ustedes. Les hemos esquilmado, despreciado y abusado de forma consuetudinaria. No importa el signo ni el color partidario. Hemos llegado a tal estado de cinismo que decimos abiertamente y sin costo alguno que nuestros fundadores partidarios se revolcarían en sus tumbas al ver cómo les robamos a cielo abierto, sin tapabocas ni máscaras.
Les hemos venido engañando con el cuento de las tradiciones usando el pañuelo, el poncho, la polca y el caballo para hacerles creer que nos importan cuando en realidad sentimos un soberano desprecio hacia ustedes. No los amamos ni sentimos admiración. Son solo contribuyentes y números a los que compramos en cada elección para meterlos en cuarentena ante la primera pandemia.
En realidad, están así desde la creación de la República cuando un mal lector de Rousseau los aisló cerrando el país a cal y canto. Deben saberlo, solo nos interesan nuestros negocios y por eso robamos en pandemias y fuera de ella. Les agradecemos vuestra ignorancia que nos sostiene de manera firme porque no pueden diferenciar lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto y la verdad de la mentira. Hemos hecho una gran labor al volverlos idiotas por un largo tiempo. Hemos dejado de invertir en educación de forma criminal y genocida para que nunca se den cuenta de quiénes son sus captores y jamás sepan votar por las personas que realmente necesitan que los gobiernen. Por todo, debo decirles que nos consideramos vuestros socios y amigos que habitan una zona de confort amplia y generosa donde los hambrientos no saben por qué tienen hambre y los que ambicionan llegar a la cúspide conocen que en este país la corrupción genera una dinámica social que puede sacar a cualquiera de la pobreza más profunda de su kokue aka y convertirlo en terrateniente en menos de una década. Les agradecemos vuestra comprensión, sacrificio y lealtad. Han sido muy paraguayos en todo. Disciplinaditos, obedientes y tontos. Sigan así para nuestro beneficio. La historia les agradecerá porque claramente no tienen futuro, pero lucen felices. El poder ha creado una maquinaria perfecta y ustedes son parte de ella sin darse cuenta. Esta pandemia nos asustó un tanto pero solo sirvió para confirmar lo cómodos que estamos... los dos. Gracias de verdad.