06 ago. 2025

Fumando espero...

Cuando se habla de tabaco, las opiniones son tan divididas que, si uno no está preparado intelectualmente, le pueden parecer lo mismo. Algo similar sucede cuando alguien prueba una droga; lo primero que hace es atrincherarse en la remanida frase “sé cuándo parar”. Pero la verdad es que el tabaquismo sabe que no se va a detener, porque incisivamente le ha estado bombardeando, durante años, con publicidad de todo tipo, con películas en que las estrellas tienen más glamour si están fumando. Con frases célebres como: “Fumar es cosa de hombres"; y cuando los tabacaleros vieron que las mujeres también podían ser adictas, le inventaron la recordada frase: “Has recorrido un largo camino muchacha” .

Estaba como aceptado que fumar es un placer “genial, sensual” como dice el tango “Fumando espero”. Surge un nombre en este comentario, Jean Nicot, que en 1.560 introdujo el tabaco en Francia como una planta a la que consideraba con propiedades medicinales y se cultivaba también como planta decorativa. Nicot aconsejaba a Catalina de Médicis, reina de Francia, una cocción de hojas de tabaco contra sus frecuentes dolores de cabeza. El uso medicinal que se le atribuía hizo que el prestigioso naturalista sueco Carl von Linneo, se inspirara en el apellido de Nicot para dar un nombre latino a la Nicotina tabacum. Hasta ahí todo bien, pero al que le fue bastante mal es al primer fumador que se conoció en Europa.

El primer europeo que probó el tabaco, según las crónicas, fue Rodrigo de Jerez, uno de los marinos que viajó con Cristóbal Colón en 1492. Cuando llegaron a lo que sería San Salvador, vieron a los indígenas que hacían rollos con las hojas del tabaco. Lo encendían de una punta y aspiraban el humo por la otra. Jerez probó y le gustó hasta el punto de tomarlo como una costumbre. De vuelta a su tierra natal, Ayamonte (Huelva) fue sorprendido echando humo por la nariz. En las creencias de entonces sólo el diablo podía echar fuego o humo por la boca, fue así que el Santo Oficio lo acusó de estar endemoniado. Dicen que lo denunció su propia esposa, pasó siete años en la cárcel. Cuando salió Rodrigo de Jerez, murió en la miseria, pero la costumbre de fumar ya se había extendido en Europa.

Desde allí hasta ahora, la costumbre de fumar se ha hecho prácticamente algo de la vida diaria y grandes hombres han aparecido retratados con un puro en la boca, como Winston Churchil; con la pipa, como Ernest Hemingway; o con el cigarrillo como Julio Cortázar. Pero el hecho que lo adopten grandes personalidades no significa que el tabaco sea inofensivo. Si cinco millones de personas hacen una tontería, sigue siendo una tontería ¿se entiende? Citar cifras de muertos por tabaquismo sería un gran alegato, baste decir que fallecen más personas por el tabaco que por las guerras. Hay un interesante estudio, la cifra calculada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 10 a 11 millones de personas que morirán anualmente a causa del tabaquismo para el 2030. Los legisladores que aprobaron la ley a medida de los tabacaleros, ¿sabrán de estas novedades?, ¿averiguaron un poco?, ¿abrieron alguna enciclopedia? o se están desayunado con estas noticias ahora que estropearon una ley que defendía a los no fumadores y a los adictos, que al estar un poco restringidos fumaban menos; pero claro, todo es una cuestión de dinero, eso no conviene, no es redituable.