Por Pa’i Oliva | oliva@rieder.net.py
En tiempos difíciles, cuando la noche se alarga y dudamos de que alguna vez amanezca, hace mucho bien el recordar las grandes luminarias de la Historia.
Para el creyente cristiano una de ellas, y quizás la principal, es la Resurrección de Jesús, preludio de la nuestra.
Ella revirtió la muerte del crucificado Jesús de Nazaret, a quien creemos como el Hijo de Dios, y su presencia mayor entre nosotros. ¡Jesús vive!
Hoy Sábado de Gloria, cuando celebramos la Vigilia Pascual, y mañana, Domingo de Resurrección, hemos de llenar nuestras vidas con este convencimiento: si Cristo resucitó después de su terrible fracaso, cada uno de nosotros y este Reino de Dios que avanza contra la corriente y que es tan golpeado por dentro y por fuera y que encierra toda la ilusión de los pobres de la Humanidad, también vamos a triunfar. Como decimos los aficionados al fútbol: jugamos un partido que ya está ganado.
Eso significa que el cielo prometido es ya una realidad. Eso significa, y es muy importante entre nosotros, que el construir “unas veces riendo y otras llorando, pero siempre caminando”, la tierra nueva con hombres y mujeres nuevos está en nuestras manos y lo vamos a lograr.
Por eso las felicitaciones de esta Pascua, verdadero paso de Dios entre nosotros. Llenémonos de alegría y ojalá se la comuniquemos a todos los que nos rodean y los contagiemos con ella.