28 mar. 2024

Fallece la actriz Isabel Sarli, la inolvidable burrerita de Ypacaraí

Isabel Coca Sarli, de 83 años, fue un ícono del cine argentino de los 60 y 70. Muy vinculada con Paraguay, filmó El trueno entre las hojas, con guion de Roa Bastos, y La burrerita de Ypacaraí, entre otros.

La muerte ayer de la argentina Isabel Sarli, por problemas de salud, no pasó desapercibida en Paraguay, país donde arrancó su carrera con El trueno entre las hojas (1958), un filme de denuncia social que contó con un guion de Augusto Roa Bastos y que catapultó a la actriz como el mito erótico del cine de Latinoamérica.

Con sus filmes, llevó el nombre y la imagen del Paraguay a lugares como Japón o India. A la primera colaboración con el director argentino Armando Bó, también pareja de la actriz, le siguieron otras que identificaron a Sarli con Paraguay como La burrerita de Ypacaraí (1962) filmada en nuestro país.

ÉXITO. Pero fue El trueno entre las hojas el filme que encumbró a Sarli, entonces con 21 años, en ícono sexual del continente con un desnudo frontal que hizo época. Ello dentro de lo que era una producción de contenido social, que luego fue una anomalía dentro de una carrera copada por las películas de consumo erótico.

La película, rodada en el departamento del Guairá, se basaba en un relato de Roa Bastos, quien para la película de Sarli-Bó trazó un áspero guion sobre la explotación de los trabajadores de los ingenios de azúcar.

“Es una película que no está dentro de esa línea (erótica) de Sarli. Es muy sólido y atrevido para la época por ese contenido social. Para mí es lo mejor que hicieron Bó y Sarli”, señala el historiador de cine paraguayo, Manuel Cuenca.

Cuenca destaca también los valores cinematográficos de La burrerita como película de un cine popular, subrayando lo que supuso para Paraguay como puerta al mundo, ya que llevó el nombre y la imagen del país a lugares como Japón o India, donde fue estrenada.

“Decía que La burrerita era su preferida y la que más le gustaba. Para ella, Paraguay significaba muchos recuerdos y cuando venía siempre se reunía con los amigos que filmaron con ella”, agrega.

Tras ese largometraje, Sarli se comprometería de lleno con ese cine erótico que la hizo famosa y en el que se erigió como una diosa moldeada por Bó. Títulos como Carne y Fiebre son homenajes al exuberante físico de la actriz y un regalo para los espectadores masculinos

RECUERDO. El crítico de cine paraguayo Armando Rubín siente mucho pesar por el fallecimiento de la actriz, a quien tuvo la oportunidad de conocer.

“Tuve la alegría de conocerla, de hablar muchísimo con ella. Me causa mucha tristeza su partida. Es un ícono argentino. Fue actriz, modelo y reina de belleza. Fue muy admirada, pero también muy tímida. Es un símbolo sexual de la época. Tengo toda la colección de sus películas”, sostiene Rubin.

El director Juan Carlos Maneglia también comparte su pesar por la muerte de la artista, a quien también conoció durante las visitas que realizó a nuestro país. “Fue una persona extraordinaria que amaba su profesión y a Paraguay. Fue un ícono del cine erótico, muy coherente en todo su proceso, consciente del tipo de cine que hacía y era muy valiente porque luchó contra la censura de sus filmes”, manifiesta Maneglia.

Nacida el 9 de julio de 1935 en Concordia, en la provincia de Entre Ríos (noreste), Hilda Isabel Gorrindo Sarli inició su carrera como modelo y fue elegida Miss Argentina en 1955. Fue en ese concurso donde la descubrió Armando Bó (1914–1981), con quien entabló una relación sentimental que se extendió hasta la muerte del realizador.

Entre los galardones recibidos en su carrera destaca el Cóndor de Plata concedido en 2008 por la Asociación de Críticos Cinematográficos Argentinos.

Dos años después, sus filmes fueron proyectados en Nueva York en la retrospectiva que la Sociedad Cinematográfica del Lincoln Center organizó en su honor. Fue en ese evento, cuando la argentina Daniela Bajar, comisaria de la muestra, desveló que la actriz era conocida como Coca por su pasión por esa bebida gaseosa y poseer una figura que comparaban a la forma de la botella de ese refresco.

En 2012, Sarli fue declarada Embajadora de la cultura popular de su país mediante un decreto de la entonces presidenta argentina, Cristina Fernández. EFE

Opinión
“Hacía un cine de un valor incalculable”
“No recuerdo quién fue la primera persona que me dio a conocer las películas de Isabel Sarli, pero sí recuerdo que desde que vi El trueno entre las hojas, me conmoví con el guion de Augusto Roa Bastos. Valoro que sus filmes tenían que ver con Paraguay, con músicas de Luis Alberto del Paraná y con la actuación de actores paraguayos. Hacía un cine de un valor incalculable, por el rescate de nuestra cultura. Además, me encantaba porque eran propuestas eróticas pero ingenuas. Esa dualidad me encantaba”, sostiene Juan Carlos Maneglia.

Sufrió la censura
Su carrera cinematográfica empezó en 1956 al ser descubierta por Armando Bó, quien la convirtió en la musa inspiradora de alrededor de 30 filmes que hicieron juntos. Los críticos destruían sus películas, que muchas veces sufrían censura, pero el público llenaba las salas de cine. La diva argentina, quien aparecía en muchas de sus películas desnuda en el agua y era famosa por su cabellera negra y su cuerpo voluptuoso, logró una popularidad que trascendió fronteras. Sus películas se estrenaban en Nueva York y Japón, mientras que en Paraguay hay una calle que lleva su nombre. “Estoy muy feliz de todo lo que hice, no me arrepiento de nada y me parecen bárbaros los desnudos que hice”, dijo Sarli en un programa de televisión argentino. Reuters

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