Repensar en el papel de las escuelas es uno de los pasos para lograr que la inclusión forme parte del sistema educativo, y no como algo que está fuera de él, advierte el investigador español Ignacio Calderón Almendros, de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga.
El especialista participa de la segunda parte del seminario del Programa de Promoción de Educación Inclusiva para las Américas, de la OEA-Oritel, con apoyo de Teletón Paraguay.
El evento culmina hoy en la Universidad Americana. En conversación con ÚH, Calderón expresa también que las barreras para lograr que la escuela reciba a todos los niños son más emocionales.
“A pesar de que comúnmente pensamos que lo material es la principal barrera, son más bien emocionales, cuando seguimos pensando en la escuela como diseñada para determinado tipo de chicos y chicas, y no para otros”, sostiene.
para todos. Esta idea de que las escuelas están diseñadas solo para un tipo de niños las hace de talla única, indica Calderón.
Para que cambie este paradigma y la escuela sea para todas las tallas, una de las principales políticas que tiene que tener es la flexibilidad.
“Hay que tener en cuenta que si uno tiene derecho a estar en la escuela, tiene derecho también a progresar en ella, a ser reconocido en su aprendizaje, independientemente de esos aprendizajes que consiga el alumno o alumna”, remarca.
Discapacidad, opresión y educación liberadora fue una de sus exposiciones en el seminario. Allí habló sobre la discapacidad como un problema social de desigualdad y no de un problema individual, que se ve en las personas y como suele verlo la escuela.
“Cuando hablamos de discapacidad, el gran horror es que convertimos esa desigualdad en el cuerpo de alguien, la educación liberadora debería poder revertir eso”, apunta.
ordinarias. Sobre el papel de la escuela especial, el español asegura que “las escuelas especiales tienen que desaparecer, históricamente han tenido su sentido, pero hoy son un problema, la escuela no debe ser la que incluye a un niño, sino que en sí es inclusiva, acogedora y debe ser universal. La reforma es una oportunidad para pensar todo esto”, reflexiona.
Hay que tener en cuenta que si uno tiene derecho a estar en la escuela, tiene derecho también a progresar en ella, a ser reconocido en su aprendizaje.
Hay que devolver eso que llamamos discapacidad al terreno social, el gran horror es que convertimos esa desigualdad en el cuerpo de alguien. Ignacio Calderón, docente investigador.