Los niños mantienen la Huerta Pa’i Gali, que produce verduras y hortalizas que son entregadas al comedor de niños del mismo nombre que funciona al lado de la escuela. El acto de donar la cosecha representa un apoyo a casi 100 niños que acceden a un plato de comida de manera gratuita.
“Los niños están entusiasmados y trabajan con alegría junto a sus profesores”, dijo la directora, María Liz Irala, que destacó que el desafío tiene efectos positivos.
TRABAJO EN EQUIPO. El Prof. Anuncio Centurión, coordinador de la institución, comentó que la huerta se pudo construir con materiales reciclables, ya que no cuentan con presupuesto para adquirir los insumos. “Tengo un compañero de trabajo que nos ayuda con las semillas y así vamos produciendo y expandiendo nuestra huerta”.
Comentó que los alumnos del Tercer Ciclo hacen las tareas más complicadas, como la remoción de la tierra, y que los del Segundo Ciclo limpian y riegan las plantas de mañana y de tarde.
En la escuela Juan Pablo II acuden niños muy humildes y no tienen almuerzo escolar. Apenas reciben merienda escolar por parte de la Gobernación de Concepción. “A veces, hay niños que piden llevar las verduras a sus casas, y claro, que les damos”, señaló la directora.
El comedor Pa’i Gali se inició en la época de la pandemia y gracias a mujeres creativas y perseverantes sigue brindando alimentos hasta el momento a los niños más pobres de Redención. Su principal soporte es el aporte que dan algunos comerciantes y profesionales, y se complementan las ollas con las verduras y hortalizas de la huerta comunitaria.