29 may. 2025

En Perú no quieren que tumba de Guzmán sea lugar de culto

Abimael Guzmán

Abimael Guzmán

Los familiares de peruanos desaparecidos durante el conflicto interno entre 1980 y 2000 piden una sola cosa: los restos del líder de la guerrilla maoísta Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, fallecido hace una semana en prisión, deben ser cremados y entregados a sus familiares y evitar así que su tumba se convierta en lugar de culto.

La primera solicitud se cumplirá luego de que el viernes la Fiscalía de Perú anunció el procedimiento legal que se seguirá para la cremación de los restos de terrorista que murió el sábado 11 pasado en prisión.

“Hay que llevarlo lejos del Perú”, dice a la AFP Adelina García, presidenta de la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (Anfasep).

Es “lo que merece este señor asesino. Este señor Abimael Guzmán inició la violencia”, agrega indignada esta mujer de 58 años, sentada al lado del cuartel del ejército en Ayacucho, capital del departamento homónimo.

Esta región surandina, marcada por la pobreza y una población de mayoría campesina, fue cuna de Sendero Luminoso y epicentro del terror que durante dos décadas tuvo a la población bajo el fuego cruzado de las guerrillas y las fuerzas armadas que las combatieron.

Sendero Luminoso lanzó una “guerra popular del campo a la ciudad” marcada por cruentas acciones terroristas desde 1980 hasta su derrota ante las fuerzas de seguridad en 2000.

MILES DE MUERTOS. La violencia política dejó 70.000 muertos y más de 21.000 personas desaparecidas, según cifras oficiales actualizadas en 2018. Ayacucho, cuyo nombre en quechua significa “rincón de los muertos”, concentra 40% de los casos de desaparecidos de Perú.

Mientras que una Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó en 2003 que los guerrilleros son responsables de 54% de las muertes durante el conflicto, también señaló a los militares por el 46% restante.

La Hoyada es un terreno baldío en la ciudad de Ayacucho. Colinda con el cuartel Los Cabitos, donde los militares incineraban en hornos los cadáveres de detenidos sospechosos de pertenecer a Sendero Luminoso, según testimonios públicos. EFE