Tal es el caso del ex canciller (2012) liberal José Félix Fernández Estigarribia, quien no solo ha superado ampliamente la edad para jubilarse –tiene 81 años–, sino el tiempo de permanencia en el exterior fijado en 6 años. Él se encuentra como embajador en Costa Rica, desde el 2014.
La Ley de la Función Pública (Nº 1626/2000), que regula a todos los funcionarios, establece la jubilación al cumplirse la edad de 65 años. Esta disposición es de rango general y uniforme, aunque dentro del Poder Ejecutivo no, ya que aquellos que integran del escalafón diplomático con rango de embajador, hay un resquicio dentro de la Ley especial que rige el servicio diplomático y consular del que algunos se aferran para extender el tope de edad a 75 años. Otro tema que debe resolver el canciller, Julio Arriola.
En ocasiones, la propia administración de turno lo utiliza para mantener a ciertos embajadores en el cargo y, la mayor parte de las veces, los diplomáticos que suelen recurrir incluso a una acción de inconstitucionalidad para extender el tiempo como funcionario activo.
Este es un problema para el MRE, pese a que la jubilación automática, conforme a la referida ley, se da a los 65 y la institución de oficio inicia los trámites. Otros embajadores en edad de jubilarse son Gennaro Pappalardo (Reino Unido) y Rigoberto Gauto (Bélgica).