Lo que iba a ser una sesión telemática ordinaria del Consejo Permanente de la OEA se convirtió en una histórica reunión cuando el representante nicaragüense, nombrado por Ortega en octubre pasado, pidió la palabra.
“Tengo que hablar aunque tenga miedo, aunque mi futuro y el de mi familia sean inciertos. Tengo que hablar porque si no lo hago, las piedras mismas van a hablar por mí”, declaró.
McFields dijo tomar la palabra “en nombre de más de 177 presos políticos y más de 350 personas que han perdido la vida” en Nicaragua desde 2018.
“Denunciar la dictadura de mi país no es fácil, pero seguir guardando silencio y defender lo indefendible es imposible”, prosiguió el embajador.
Criticó que Nicaragua es el “único país de Centroamérica” donde no hay separación de poderes, elecciones creíbles, partidos políticos independientes, organismos de derechos humanos ni periódicos impresos.
Denunció que el Gobierno de Ortega ha cerrado 137 ONG y lamentó que 170.000 nicaragüenses hayan tenido que huir del país.
Sin embargo, opinó que “hay esperanza”, porque, según dijo, “la gente de adentro del Gobierno y de afuera está cansada de la dictadura”.
“Cada vez van a ser más los que digan basta, porque la luz siempre puede más que las tinieblas”, sentenció.
RUPTURA. Ortega nombró a McFields como embajador ante la OEA en octubre del año pasado, después de que el organismo exigiera a Nicaragua la liberación “inmediata” de los opositores presos de cara a los comicios presidenciales del 7 de noviembre.
Sin embargo, la relación entre la OEA y Nicaragua no mejoró, hasta el punto que ese país anunció en noviembre su salida del organismo, que no reconoció el resultado de los comicios en los que Ortega se impuso por un quinto mandato.
Precisamente McFields, periodista de profesión y conocido por un reportaje sobre las Navidades en casa de la familia Ortega, era hasta ahora el encargado de pilotear la salida de Nicaragua de la OEA. Tras sus palabras, el Gobierno de Nicaragua se deslindó de la figura de McFields y aseguró que su representante ante la OEA es Francisco Campbell Hooker, embajador en Estados Unidos.
En su alegato, McFields dijo que días antes de anunciarse la salida de Nicaragua de la OEA pidió a la Cancillería la liberación de 20 opositores presos de la tercera edad y de otros 20 con un estado de salud delicado, pero no le hicieron “caso”.
El gesto del nicaragüense, inesperado por ser un alto funcionario del Gobierno de Ortega, recibió un contundente respaldo de buena parte de los miembros de la OEA.
El secretario general, Luis Almagro, opinó que McFields tomó “la posición éticamente correcta” y le ofreció la “protección” del organismo.
Dirigentes opositores condenados
Las condenas de prisión contra 7 dirigentes opositores, que quisieron competir por la presidencia con el gobernante Daniel Ortega en las elecciones de noviembre en Nicaragua, muestran una “política contra todo liderazgo” alternativo, señaló el observatorio Urnas Abiertas. “La declaración de culpabilidad contra los siete rivales que pretendían hacerle frente a Ortega ... es la consumación de la persecución y judicialización política contra todo liderazgo o fuerza opositora...”, indicó Urnas Abiertas. Los siete políticos que pretendían candidatarse son: Arturo Cruz (9 años), Cristina Chamorro (8 años), Félix Maradiaga (13 años), Juan Chamorro (13 años), Medardo Mairena (13 años), Miguel Mora (13 años) y Noel Vidaurre (9 años).