06 may. 2024

El sueño del artista

Si bien es argentino, hace ocho años llegó a Paraguay para trabajar y terminó adoptando a esta tierra como su hogar. Gracias a sus peculiares trazos, se ha sabido ganar un lugar en la escena artística emergente. Charla con Lucas We, el muchacho de los mil colores.

Lucas We

Por: Fátima Schulz Vallejos / fatima-schulz@ajvierci.com.py
Fotos: Javier Valdez
Producción: Amalia Rivas.

Toma un cuaderno cualquiera que tiene unas páginas en blanco y con un lápiz de papel, el hombre empieza a dibujar un boceto rápido, como para que no se le escapen las ideas. En principio, esa figura espontánea y poco pretenciosa pareciera no significar nada, hasta que va tomando forma y se convierte en algo que al parecer ni él mismo esperaba. Eso mismo lo traslada a la pantalla de la computadora y luego tendrá que hacerlo a gran escala, para dibujarlo y pintarlo en dos paredes de la pizzería donde concretamos la charla. Para Lucas We (32), cualquier escenario vale a la hora de crear.

Sus dibujos trascienden los simbolismos y los formatos. Va pasando de lo simple a lo más complejo. Inspirado en la cultura popular contemporánea, busca transmitir las cosas más cotidianas a través de trazos firmes que, paso a paso, van develando una figura.

Hablamos con la persona detrás del artista del Grupo We, que hace poco inauguró Espacio Bruto, un lugar destinado a reunir trabajos colectivos y visibilizar artistas emergentes.

- ¿Qué es Espacio Bruto?

- Espacio Bruto para mí es un lugar que, de alguna forma, siempre busqué, siempre lo soñé. Es un sitio donde convive toda esa cultura gráfica, popular, del mundo del diseño y todo lo que alguna vez consumí en mi vida: desde la música, la pintura y el dibujo, hasta las galerías y los museos; todo eso me pegó mucho y siempre quise que estuvieran en un mismo lugar. Trabajo como ilustrador y diseñador gráfico, tengo un pequeño estudio en donde somos tres personas —yo estoy como director de arte— y al principio se llamaba Estudio Bruto. Entonces, lo que hicimos fue convertirlo en Espacio Bruto, con galería y actividades: tenemos una mesa de ping pong, los jueves queremos pasar música y tomar algo, hacer actividades que nos hagan bien, más que nada.

- ¿Algo parecido a un centro cultural?

- Exactamente. Algo alternativo, pequeño, yo lo tomo como un prototipo de centro cultural, que es algo que creo que falta acá en Paraguay. Entonces, pienso que estamos en el momento en que me toca a mí hacerme cargo de esto que, espero, alguna vez crezca más. Hay gente sedienta de consumir arte de esta manera o como lo digo yo, un espacio para gente que llega interesada en charlar, conocer personas copadas, que tengan ganas de hacer cosas. Hoy día estoy pensando cómo hacer que este lugar funcione realmente y sea rentable en algún momento. Por ahora todavía es solo un sueño y lo hacemos todo a pulmón y con esfuerzo. Pero sé que es un proceso y estoy trabajando en eso.

En retrospectiva

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Desde pequeño, Lucas empezó a mostrar su habilidad con los trazos. Dibujaba mucho, pero asegura que cuando llegó a la secundaria —en Formosa—, el colegio lo apagó. “Tenía media hora de arte por semana y para mí era como que no existía, ahí el dibujo era una herramienta que no me servía para nada, porque lo importante era saber de números y memorizar la lección oral. Recién en la facultad volví a descubrirme como dibujante. Ahí me di cuenta de que era un recurso más como la fotografía y empecé a llevar mi estética, mi dibujo y mi forma a la calle. Empecé a hacer stencil, dibujaba, recortaba la plantilla y salía a pintar”, rememora.

Tiempo después, y al fin superada esa etapa de frustración, comenzó a juntarse con un grupo de amigos y compañeros, con materiales en mano, para ponerse a dibujar. Así nació el Grupo We y fue cuando decidió cambiar su apellido de sangre —Mendoza— por el del colectivo que había conformado, pasando a ser Lucas We.

- ¿Por qué “We”? ¿Tiene algún significado?

- “We”, sí. En el norte argentino, más que nada en el Chaco, se dice “weeee” cuando vos admirás algo. Por ejemplo, yo te muestro un dibujo que hice y vos me decís “qué weeeee, qué bueno!”. Es más o menos eso, como una exclamación. Y eso fue lo primero que llamó mi atención cuando llegué a ese lugar, porque todo el mundo lo decía, entonces lo tomé como nombre.

Inspiración familiar

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Hijo de Marlene, costurera; y Silvestre, entrenador de boxeo, sus abuelos paternos son paraguayos y también su abuela materna. Y si bien nació en Buenos Aires (Argentina), a los cinco años sus padres se separaron y fue a vivir con su mamá a Formosa, aunque todas las vacaciones las pasaba en la capital porteña con su papá. Pero sería en el norte argentino donde daría sus primeros guiños a la ilustración. Su interés por el arte, asegura, viene desde niño, pero no solo lo atrajo a él, sino también a sus hermanos. Uno de ellos estudió cine y es gestor cultural en Formosa; su hermana se dedica al maquillaje artístico, y él, al diseño y la ilustración. “Creo que el dibujo siempre fue lo primero para mí. Mi inclinación por el arte se la debo a mi vieja, Marlene, quien se dedica a la costura y trabaja de la misma manera que yo, pero con ropa. Toda nuestra vida, mis hermanos y yo nos vestimos con prendas que nos cosió ella. Siempre trabajó y fue muy creativa. Aprendía las cosas mirando, comprando revistas, desde la autogestión”, señala.

- ¿Es un poco autodidacta?

- Siento que un poco, lo que nosotros somos y hacemos tiene que ver con todo lo que ella hizo. Yo hice lo mismo, aunque en otro ámbito; pero como ella, con mucha energía, enfocándome en algo. Tuvo momentos en que trabajaba con empleados, después estaba sola, pero hasta ahora ella sigue haciendo lo que cree y con eso nos mantuvo a nosotros, nos hizo estudiar, tiene su casa y sus pequeñas comodidades. Provengo de una familia humilde y creo que eso es lo que nos da a nosotros la energía, porque sabemos lo que es. Mi vieja empezó desde muy abajo y yo creo que ahí está la fuerza en todo lo que hago. En todo, siempre mi referente es mi mamá.

Cambio de aires

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Su llegada a Paraguay no fue premeditada. Estaba cursando Diseño Gráfico en una universidad de Resistencia, Chaco (Argentina). Estando allá, con un grupo de compañeros llevaban adelante varios proyectos artísticos. Sus primeras salidas creativas tenían que ver con el diseño gráfico y con tendencias que en ese entonces estaban impuestas, como kawaii, inspirada en la cultura popular japonesa. A partir de esta influencia, Lucas decidió recrear seres mitológicos como el Jasy Jatere y el Pombero, con una particular estética. “La cultura en Formosa es la cultura guaraní, básicamente, no es muy diferente. Nos cuentan los mismos mitos y leyendas de acá. Con mis hermanos crecimos con miedo al Pombero, Jasy Jatere, Luisón y a todo eso. Yo veía Sombras en la noche, era como mi programa de terror favorito”, recuerda entre risas.

Justamente por los trabajos que había realizado en grafitti con estos personajes, la agencia Oniria de Asunción contactó con él y su equipo para venir a Paraguay a dictar un taller de arte urbano, específicamente de stencil. En ese entonces, la visita fue esporádica, pero pegaron tanta buena onda que pocos años después, la misma agencia lo contrató como Director de Arte y se mudó a nuestra capital, el sitio donde, según él, encontró su lugar. En esa agencia estuvo trabajando un año y medio hasta que decidió caminar solo por las calles de Asunción. Él jura que se debe a que cayó en un circuito de amigos que le abrieron muchas puertas. “Creo que esa posibilidad me permitió sentirme muy a gusto y bien recibido”, recuerda.

Además de seguir con el dibujo y la ilustración, comenzó a bocetar los flyers y la tapa del disco de la banda musical de un amigo. Después fue surgiendo un proyecto tras otro, y el entusiasmo rápidamente lo llevó a involucrarse en esa corriente en la que pasaba a ser una pieza más de iniciativas en las que “todo el mundo estaba activando y haciendo cosas artísticas”. “Antes estaba acostumbrado a ser yo la cabeza de todas las iniciativas, entonces me empecé a incorporar a proyectos en los que ya había gente trabajando”, explica.

- ¿Y de repente nace Club Bolivia Tropical?

- Con el tiempo surge hacer una fiesta por mi cumpleaños y ahí nace Club Bolivia Tropical, una música que yo venía escuchando y era todavía muy rara acá; como una cumbia electrónica, medio bizarra, que daba más risa que otra cosa. Entonces yo, con todos esos amigos con los que venía trabajando, formo Club Bolivia, que empezó como una fiestita chica y después se hizo un proyecto gigante en donde había gráfica, audiovisual, baile en vivo, una producción grande. Creció con una magnitud que no habíamos pensado hasta convertirse en una pequeña empresa.

- ¿Y en qué momento se convierten en Pandilla Guaraní?

- Nos llaman para ir a un encuentro de diseño de Latinoamérica que se hizo en Mar del Plata en 2014 ó 2015. Nos invitan como Bolivia para que representemos a Paraguay haciendo allá una fiesta, teniendo un stand y mostrando un poco lo que hacemos. Y ahí surge entre nosotros la duda de que iríamos a representar a Paraguay llamándonos Bolivia, pensamos que íbamos a generar una confusión gigante, entonces en ese momento nos replanteamos y cambiamos el nombre a Pandilla Guaraní y Bolivia iba a ser la fiesta de ese emprendimiento. Y ahí nace otro nuevo colectivo que tenía ya un encare más grande. Y ahora nace Bruto, siempre se trata de un colectivo de gente, en este casi todas ya son personas distintas. Para mí es muy importante contagiarse de energía, yo espero un poco eso. Hay momentos en que tengo muchas ideas y ganas, hay días que estoy para arriba, pero hay otros que estoy para abajo, entonces necesito un abrazo, alguien que me empuje para adelante.

La persona y el artista

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La imagen de Sofía Loren va tomando forma en una de las paredes de la pizzería. De repente parece recordar un detalle, se levanta, toma nuevamente el pincel que minutos atrás había dejado a un lado para charlar y continúa con sus trazos, lo que no impide que los recuerdos sigan siendo parte importante de la conversación.

En la vida de Lucas, hace tiempo que Paraguay dejó de ser un escenario pasajero. Hoy adoptó a este país como suyo, y motivos no le faltan. No solo lleva ocho años desarrollando su carrera acá, sino que también su familia es paraguaya: Maika, su esposa, y Juana, su hija de apenas un mes.

- Ser padre, ¿cambió tu forma de hacer arte?

- Lo que te puedo decir es que cambió mi rutina, mi forma de dormir, de moverme, mis horarios. Hoy dependo de lo que Juana necesite o de lo que tengamos que hacer para que ella esté bien, para que todo lo demás se acomode. No hay nada más importante en este momento para mí. Ni mi trabajo ni nada. Solamente ella.

- Además de la familia que te anuda a Paraguay, ¿hay algo más?

- Yo estoy muy contento con Paraguay, me gusta mucho, me agrada. Todo el mundo dice que acá hay mucho por hacer y es cierto. Pero pienso que no es que hay que hacerlo por hacerlo nomás. Los que de verdad se van a destacar de alguna manera y van a hacer algo son los que lo hagan con amor. Yo creo que a Paraguay lo que le falta es gente que haga las cosas, primero con amor, y después porque podría ser un negocio.

Me acuerdo de algo muy puntual. Cuando hacíamos Bolivia, el foco nunca fue el dinero; de hecho, el proyecto se terminó cuando empezó a haber guita. Porque ahí no supimos qué hacer y la decisión fue que dejara de existir para que no se convirtiera en un problema para nosotros. Mucha gente venía a decirnos que quería hacer lo mismo, si cuánto dinero ganábamos y cuánto hay que invertir, y ahí la forma de encarar ya es otra. No te puedo decir que algo va a funcionar sí o sí porque lo hagas de una u otra manera, pero si querés que algo realmente salga, no lo hagas solamente con una intención económica, sino que esa sea la consecuencia. Para mí el dinero es siempre eso, algo secundario. Yo trato de que mis trabajos me den ganancias en algún momento, pero primero están otras cosas.

- ¿Hay algo que buscás transmitir con tu arte?

- Creo que el mensaje va cambiando con la madurez de uno. En algún momento, cuando empecé a pintar o a dibujar en la calle, era como simpleza y alegría, quería hacer algo estético y lindo. Hoy en día mi interés tiene que ver con la cultura popular contemporánea de este lado, mostrar con una estética propia situaciones de la vida cotidiana de esta parte del mundo, registrar un poco lo que pasa. Y estoy trabajando en eso. No digo que ahora se entienda eso 100%, pero por eso cada vez voy buscando cosas más simples, que pueda llevarlas a mi forma de dibujar, a mis colores. Esa es mi búsqueda hoy.

- ¿Cómo definirías tu estilo?

- No sé cómo lo definiría. Creo que el artista está en constante crisis. No podría definir mi estilo, pero sí te podría decir que tiene muchos condimentos, lo defino como un guiso en el cual yo le agrego un poco de diseño, grafiti, arte urbano, cómic, videojuego, arte clásico y muchos viajes y vivencias. Yo amo la cultura popular de Latinoamérica en sí. Siempre que puedo viajo a algún lugar a descubrir cómo es la cumbia colombiana, en Perú la comida y los mercados, y es como que todas esas cosas las tiro a la olla y hago lo que sale. Pero estilo definido no tengo, nunca lo pensé así.

- ¿Y a Lucas Mendoza lo podrías definir?

- A él nadie lo conoce (risas).

-Bueno, a Lucas We, entonces, ¿cómo es él?

- Cuesta mucho definirse a uno mismo. Te puedo decir muchas cosas. Soy familiero, amo a mi familia, mi vieja, mis hermanos, a mis amigos. Los admiro a todos ellos. Tengo gente que me inspira mucho. Calculo que tengo algo de carisma, por decirlo de alguna forma, para tener mucha buena onda con la gente, porque se me van dando las cosas y entonces pienso que algo habré hecho bien. Pero también soy una persona melancólica. Tengo días buenos y otros en los que estoy más inseguro, y cuando estoy así me abrazo a mi esposa, a mis amigos, a los que están, y trato de mirarlos. Siento que siempre necesito de las otras personas, porque soy alguien muy energético. Necesito dar y recibir todo el tiempo. Porque hay veces que doy mucho, me agoto y necesito abrazarme a los demás para recuperarme. Es difícil definirse, pero soy muy feliz y estoy en una muy buena etapa de mi vida. No por eso dejo de tener problemas, pero para mí hacer lo que me gusta es algo que también me motiva.

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Entre papeles, murales y el mundo digital

“Dibujo en todo. Hay momentos en los que me siento más cómodo en lo digital y otros en los que me siento mejor en el papel, que tiene otras limitaciones pero también otro amor. Cada formato tiene algo. En la pared, lo que hagas siempre tiene que exceder el tamaño esperado, entonces tiene otro impacto. En la hoja todo es más espontáneo, agarrás un lápiz y dibujás. Tengo un montón de libretas o cosas de dibujo rápido, porque se me ocurren en el momento; es espontáneo y eso me gusta. Y después está lo digital, que es mi lado más profesional, ya que me da la posibilidad de equivocarme, borrar y volverlo a hacer. Te tomás el tiempo del mundo y hasta que esté bueno podés pulirlo. Los tres formatos me encantan, pero el original es un lápiz y una hoja en blanco”.

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Arte en colaboración

Si algo caracteriza a Lucas es el trabajo colectivo. Ese de juntar artistas y generar iniciativas desde la colaboración. Ya hablamos de Club Bolivia y Pandilla Guaraní. Pero mucho antes creó Blabla Estudio en Resistencia. En el año 2010 llega a Asunción a bordo de un colectivo artístico, hasta que le dieron ganas de bajarse y pulir su costado guaraní en las tierras de sus abuelos. Acá jugó a ser ilustrador, grafitero y diseñador. Para él, cualquier cosa funciona como una pared en blanco que reclama un poco de caos colorido que le otorgue cierta identidad. Por eso, intentando que no existan dos pinceladas iguales, cada proyecto lo trabaja con la ilusión de transformarlo en algo único. Así trabajó con diversas marcas para llevar su arte callejero a prendas y accesorios para celulares. A sus 32 años, este joven decidió concretar su sueño y hacerse cargo de lo que considera su gran proyecto: Espacio Bruto.

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Puertas abiertas

Hace mucho que Lucas soñaba con tener un espacio abierto en donde se aglutinen “pintura, diseño, música, exposiciones, amigos, birra, intercambio, libros, risas, proyectos, amor, discos, talleres, manchas, dibujos, sueños, ferias, papeles, charlas, más birra y más amigos”, explica. Y Espacio Bruto busca ser ese lugar en donde se conjuguen arte y buena energía. El sitio quiere visibilizar a los artistas invisibles y reunir trabajos colectivos, algo con lo que su creador ya está bastante familiarizado luego de participar en distintas iniciativas.

La primera exposición se abrió el 28 de junio y continuará hasta el 23 de agosto. Se llama Fuego y reúne obras de diversos artistas nacionales emergentes. ¿Por qué el nombre? “Porque da calor cuando hace frío, porque ilumina en la noche, porque agrupa alrededor de un fogón y cocina cuando hay hambre, porque anuncia ciertos rituales”, responde.

La galería está ubicada en Alberto de Souza 5.305 casi Cruz del Defensor.