27 jul. 2024

El peso y los antojos

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Olga María Betharram Scarone Caso (*)

Si los dulces son tu debilidad, no estás solo y existe una explicación científica. En este artículo cómo funcionan los azúcares en su cuerpo y por qué se relacionan íntimamente con la sensación de placer.
En la década de 70 investigadores del Departamento de Neurociencias del Massachusetts Institute of Technology (MIT) constataron que algunas mujeres que sufrían trastornos premenstruales comían compulsivamente, en esa etapa del ciclo, chocolates y otros productos con azúcares refinados. Los autores afirmaron que “aparentemente usaban alimentos ricos en hidratos de carbono como si fuera una droga.

Con el correr de los años se descubrió que lo mismo les ocurre a quienes padecen de estrés crónico, depresión, ánimo irritable, ansiedad y también a aquellos que intentan dejar de fumar.

La propensión a comer dulces afecta a mujeres y hombres, pero las mujeres –por cambios hormonales de diversa naturaleza (embarazo, menopausia, uso de anticonceptivos, hipotiroidismo)– son más propensas a sufrir este problema.

Investigaciones posteriores demostraron que esto se debe a que, al liberar insulina por medio del páncreas, los dulces aumentan el nivel en sangre de triptófano, un aminoácido que es la materia prima con la que el cerebro fabrica la serotonina, uno de los neurotransmisores más importantes en la regulación del estado de ánimo y la sensación de bienestar.

A medida que transcurre el día, la serotonina cerebral va disminuyendo y al atardecer se registra su valor más bajo. En personas con problemas anímicos, esta disminución es todavía mucho más pronunciada, lo que conduce a sensaciones de tensión, irritabilidad, desgano o cansancio que son compensadas con un consumo excesivo de alimentos dulces, lo que favorece el aumento de triptófano y, con él, de serotonina en el cerebro.

En la actualidad el nivel de serotonina de quien padece la tendencia a consumir dulces en exceso se puede medir con un análisis de sangre, y en caso de ser necesario, existen medicamentos para su normalización.

¿POR QUÉ NO BAJAS DE PESO?

¿Hacés de todo y no conseguís resultados? Lo más seguro es que no estés tomando en cuenta tus fines de semana.

Capaz salir con tus amigos/as, novio/a, familiares, etc y después comer una cantidad grande de comida chatarra al día siguiente de ingerir alcohol, o esos dos días (que tendría que ser una comida nada más) de “cheat meal” o “comida trampa” sean los directos culpables de que no puedas llegar a tus objetivos, y esto agrega un montón de calorías considerables a tu “bolsa” de la semana. Esto puede ocasionar que el déficit de energía creado durante la semana sea contrarrestado.

La clave es tener una dieta flexible pero sin excesos. Asimismo, si algún día tenés algún evento planeado en donde sos consciente que vas a pasarte un poco con las calorías, podrías utilizar algunos “tips” para que el impacto sea menor (recortar alimentos densos en calorías como grasas, utilizar bebidas sin azúcar en bebidas alcohólicas, evitar calorías líquidas de jugos o gaseosas regulares, mantener el consumo de proteína constante, etc.).

La clave para perder peso es crear un déficit calórico durante una ventana de tiempo, no existe ni un problema si un día te sobrepasaste con las calorías, siempre es necesario mirar el plano general y tener consistencia.

Tampoco debes dejar de lado la actividad física, es necesario ir variando los entrenamientos en cuanto a intensidad y duración. Cuando este se vuelve rutinario se queman menos calorías hay que realizar un esfuerzo extra y plantearse cambios en el entrenamiento. Nuestros músculos se acostumbran a cualquier ejercicio al cabo de unos meses, por eso es importante cambiar y probar actividades nuevas. No solo te ayudarán a adelgazar, también previenen lesiones y hacen que mejores tu capacidad física, pulmonar y emocional.

Olga María Betharram Scarone Caso (*)
(*) Especialista en Nutrición Deportiva y Entrenamiento.

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