05 ago. 2025

El pan de Dios

Hoy meditamos el Evangelio según san Juan 6,24-35.

El evangelio de este domingo recoge un fragmento del llamado discurso del pan de vida pronunciado por Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm. El reciente milagro de la multiplicación de los panes y de los peces, le sirve al Maestro de marco y ocasión para exponer verdades muy profundas sobre el misterio de la Eucaristía y sobre la necesidad de la fe. Hoy vamos a detenernos brevemente en este segundo aspecto.

Podría llamarnos la atención la poca capacidad de los oyentes de Jesús para comprender el anuncio de la Eucaristía que estaba realizando. Ellos se quedaban torpemente en el plano material; deseaban recibir de Jesús más alimentos; pensaban que el poder del maestro de Galilea era una atractiva y fácil solución a sus problemas materiales y diarios. Y además le pedían más intervenciones suyas claras, si quería que confiaran en Él.

Pero Jesús les anima a ser más sobrenaturales, a obrar “no por el alimento que se consume sino por el que perdura hasta la vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre, pues a este lo confirmó Dios Padre con su sello” (v. 27).

Esa poca capacidad de aquellas gentes para comprender el lenguaje de Jesús podemos sufrirla nosotros también, casi sin darnos cuenta. Nos sucede cuando en nuestras peticiones a Dios nos centramos en los bienes materiales, como la salud física, el trabajo, diversos logros, aprobar exámenes, etc., pero nos olvidamos quizá de dar prioridad a la petición habitual por los bienes espirituales: La conversión, el estado de gracia, la vuelta a los sacramentos y a la amistad con Dios, la generosidad para entregarse a Él totalmente, etc.

Esta jerarquía sobrenatural de nuestras peticiones a Dios, dando prioridad a los bienes espirituales, sin dejar por eso de pedir los demás, transforma nuestra manera de pensar y de actuar: “Obrad por el alimento que perdura hasta la vida eterna”, nos dice Jesús. Si obramos así, tendremos cada vez más vida de fe.

A este respecto, escribía san Josemaría en una ocasión: “Se oye a veces decir que actualmente son menos frecuentes los milagros. ¿No será que son menos las almas que viven vida de fe? (…) Hemos de creer con fe firme en quien nos salva, en este Médico divino que ha sido enviado precisamente para sanarnos. Creer con tanta más fuerza cuanta mayor o más desesperada sea la enfermedad que padezcamos. Hemos de adquirir la medida divina de las cosas, no perdiendo nunca el punto de mira sobrenatural, y contando con que Jesús se vale también de nuestras miserias, para que resplandezca su gloria”, (1).

Jesús les dice a sus oyentes: “Esta es la obra de Dios: Que creáis en quien Él ha enviado” (v. 29). Dios quiere obrar milagros en nosotros; sobre todo el milagro de nuestra divinización. Para eso necesita nuestra fe, nuestra confianza, que se traducen, entre otras cosas, en valorar más los bienes espirituales que los materiales, la salud y el bienestar de nuestras almas antes que el de nuestros cuerpos.

En esta parte del discurso sobre el pan de vida, Jesús intenta que sus oyentes den un salto de fe. Los ha saciado con el pan terreno y ahora quiere que tengan hambre del pan celestial.

El maestro quiere dirigir la atención de la muchedumbre hacia lo definitivo, hacia la vida eterna. Ellos querían que Jesús les garantizara el pan diario, pero Él les hace ver que la auténtica seguridad está en poner nuestra existencia en sus manos y dejarnos llevar hacia la eternidad:

¡Cuánto empeño ponemos en conseguir seguridades terrenas! Muchas veces descubrimos, sin embargo, que estas son frágiles. Lo ganado con mucho sacrificio se puede perder por un golpe de mala fortuna y, lo que es peor, nosotros mismos podemos derrumbarnos al ver que se desvanece lo que tanto esfuerzo nos había costado conseguir.

Jesús no quiere que perdamos el ánimo ante los reveses de la vida. Por eso se queda en la Eucaristía, para que nuestro corazón repose en Él y esté bien seguro, con la mirada puesta en el cielo mientras caminamos en la tierra.

(Frases extractadas de https://opusdei.org/es-py/gospel/evangelio-domingo-decimoctava-semana-tiempo-ordinario-ciclo-b/ y https://opusdei.org/es-py/gospel/evangelio-feria-iv-tercera-semana-pascua/).