Brasil fue muy estratégico en su proceder. Sabían que desde el 2022 las cuotas de las deudas de Itaipú empezarían a disminuir sustancialmente y en consecuencia se debe dar una reducción de las tarifas de la energía eléctrica producida por la binacional.
La energía producida en la Itaipú es utilizada en gran parte por las industrias de San Pablo. Estas industrias necesitan con extrema urgencia el abaratamiento de la tarifa para poder producir a precios más competitivos y así intentar hacer frente a la competencia de los productos foráneos, especialmente los provenientes de China.
La tabla de salvación para las industrias paulistas es precisamente la reducción de la tarifa de la hidroeléctrica binacional.
Ahí surge el conflicto de intereses entre Paraguay y Brasil. Mientras que a nivel local se defiende el mantenimiento de las tarifas como generador de ingresos por unos 1.000 millones de dólares anuales desde el 2023. Incluso en un momento se habló de la posibilidad de crear un fondo soberano con el dinero extra que debería recibir Paraguay.
Sin embargo, estamos llegando al final del año 2021 y la falta de acuerdo para la fijación de tarifa puede echar a perder todas las ilusiones del país en torno a qué se podía hacer con los ingresos provenientes de la hidroeléctrica.
Las últimas reuniones del Directorio y del Consejo de la Binacional no arrojaron acuerdo y una nueva reunión se estaría realizando ya a finales de febrero.
Mientras tanto, se aplicará un presupuesto provisorio y lo más probable es que este presupuesto contemple ya las tarifas reducidas de la binacional.
Según los expertos, esto implica que de facto los brasileños lograrán bajar la tarifa y consideran que será muy difícil lograr elevarla nuevamente.
Actualmente, la tarifa está en 22,60 dólares el kW/h y los brasileños entienden que debe bajar desde enero del 2022 a 18,95 dólares el kW/h, esto se logra con solo aplicar lo que establece el Tratado para la determinación de las tarifas, es decir, las tarifas deben cubrir el costo de operación de la hidroeléctrica.
Así como están las cosas, Brasil está a punto de ganar la pulseada en este debatido tema a nivel local.
A nivel técnico ya se agotaron las instancias de negociación. Ahora se espera un encuentro entre el presidente de Paraguay, Mario Abdo, y su par brasileño, Jair Bolsonaro. Según dicen los entendidos, este puede ser un último intento de llegar a una tarifa por lo menos consensuada.
Solo mediante un acuerdo político Paraguay podría lograr mantener las tarifas, pues a nivel técnico-legal los brasileños tienen clara la película y se aferran a la aplicación del acuerdo y la reducción de la tarifa.
Ese acuerdo político depende de Bolsonaro, quien se ve bastante presionado por las industrias paulistas para abaratar las tarifas. Además el año entrante hay elecciones presidenciales en Brasil y un abaratamiento del costo de la energía puede dar un rédito electoral importante al actual presidente brasileño.
Para el presidente Marito también puede tener un costo político importante si no logra mantener las tarifas. De hecho hay organizaciones que defienden el no pago de la deuda y el mantenimiento del costo actual de la energía producida por la binacional.
Alegan que una reducción de las tarifas implicaría regalar un bien de mucho valor a los consumidores brasileños, lo cual es inaceptable y puede generar bastante incomodidad en las organizaciones sociales.
Por de pronto solo queda esperar el inicio del año nuevo y ver qué presupuesto y qué tarifas asume la entidad binacional. Quedan pocos días para que los negociadores locales logren por lo menos un empate.