Hay una alta transmisión viral, pero mediante el avance de la inmunización el impacto es leve, asevera. “Se está comportando sin mucho impacto en la salud. ¿Qué significa eso? Han disminuido las tasas de mortalidad y de hospitalización. La vacuna de alguna u otra forma protege contra las formas severas”.
En ese sentido, dijo que el virus está demostrando con las últimas variantes que se está debilitando como era presumible, pero “la vacuna sigue siendo la piedra angular”.
¿CÓMO FUNCIONA? “La vacuna estimula las células que son las encargadas de producir unas proteínas que se llaman anticuerpos, que son especificas contra ciertas proteínas que envuelven al SARS-CoV-2. Remedan una infección natural, inducen a la producción de anticuerpos. Cuando vos te infectás, ya tenés anticuerpos preformados que hacen que la respuesta inmune sea más rápida y efectiva”.
Actualmente, el doctor Balmelli destacó que la buena noticia es que está habilitado el uso de la vacuna de Pfizer y Moderna para niños de seis meses en adelante. Espera que en breve tiempo el país cuente con estas dosis para esta franja etaria. Además, resaltó el avance en el desarrollo de las vacunas adaptadas a las nuevas variantes.
El impacto que tuvo la vacuna a nivel mundial se está viendo reflejado en la protección de las formas graves y severas, resaltó. “Con los nuevos sublinajes de ómicron las vacunas han demostrado su alta protección, eso se puede ver que la tasa de infección no baja pero sí las tasas de mortalidad e internación. De alguna u otra forma las vacunas nos protegen contra las formas graves o severas”.
El infectológo resaltó que se ha demostrado que individuos que han tenido el sublinaje BA.2 en menos de dos meses se pueden contagiar con el sublinaje BA.4 y BA.5.
“Eso implica que la inmunidad, incluso adquirida de manera natural por la infección, no es de alta protección para la infección. Las vacunas lo que evitan es tener la enfermedad de manera grave. Podés infectarte, pero no vas a enfermar gravemente, vas a tener síntomas leves”, asegura.
El doctor instó a la aplicación de las dosis de refuerzo, con intervalos de cuatro meses. Dijo que está científicamente demostrado que la inmunidad producida por la vacuna comienza a decaer después del cuarto mes de la aplicación.
“Eso no significa que desaparezca, sino que comienza a disminuir. Estos refuerzos como su nombre lo indica, refuerzan al sistema inmune”.
La vacuna sigue siendo la piedra angular. Es fundamental que completemos el esquema de vacunación.
Dr. Tomás Balmelli,
infectólogo.
Tenemos que actualizar los esquemas para evitar la aparición de formas graves, de internación y desenlace fatal.
Dr. Héctor Castro,
titular del PAI.