06 may. 2025

Dios es Madre

Por Adrián Cattivelli Taibo
acattivelli@uhora.com.py
En su fugaz pontificado, el papa Juan Pablo I dijo una verdad revolucionaria: “Dios es Madre”. Su sentencia sonó subversiva para muchos oídos cristianos.

Desde que Jesús enseñó a sus discípulos a dirigirse al Altísimo como “Padre Nuestro”, dos mil años de historia corrieron en los que, incluso hasta en la iconografía, la imagen de Dios fue consolidándose como la de un varón, más precisamente como la de un anciano, en representación de su sabiduría.

Casi treinta años después de aquella mañana en que el papa Luciani atribuía a Dios una imagen femenina, Benedicto XVI publica el libro “Jesús de Nazaret” y, en lo que para muchos significa una involución o al menos una contradicción al magisterio de su predecesor, afirma que “Dios no es Madre”.

Presa de esa humana tentación de juzgarlo todo según las primeras líneas de lo que se lee, estimé que el papa Ratzinger o bien estaba equivocado (lo cual podía tomarme la libertad de suponer, puesto que desde el inicio advirtió que en su libro habla como un simple cristiano) o bien había cometido un craso error de cálculo en materia de aceptación popular.

Intuitivamente primero y con certeza positiva después, siempre consideré que la imagen maternal es mucho más propia de Dios que la paternal. En un mundo en que la figura del padre está tan seriamente devaluada, ¿no sería mucho más adecuado promover la idea de un Todopoderoso con entrañas de madre?

¿No es eso mucho más “inculturable” (con todos los prejuicios que este concepto me produce) en sociedades en las que los hijos de madres solteras o de padres divorciados son prácticamente mayoría?

¿Acaso no es Dios mismo quien utiliza la imagen de la madre para hacer concebir al hombre el tamaño de su amor por él? Son siempre conmovedoras sus palabras en Isaías 49-15 cuando dice: "¿Es que se olvida una madre de su criatura; no se compadece del hijo de sus entrañas? Pues aunque ella se olvidare, yo no te olvidaré".

Personalmente, creo que las iglesias cristianas cosecharían muchos más frutos anunciando a un Dios Madre, porque de Él/la es más propia la misericordia y el perdón.

Por suerte, superé mi tentación inicial y continué la lectura sobre el libro del papa Benedicto XVI. Como el grandioso teólogo que es, el Papa sienta una postura doctrinal y no una pastoral. “Madre en la Biblia es una imagen, pero no un título de Dios. Dios no es ni hombre ni mujer; es Dios, creador del hombre y de la mujer”.

Es cierto, desde el punto de vista estrictamente dogmático, Dios no es Madre, porque Él supera, trasciende nuestras categorías humanas.

Sin embargo, yo creo que estos son tiempos de mucha humanidad. Por ese motivo, prefiero escuchar las palabras del Papa Humilde, como se llamó a Juan Pablo I: “Dios es papá, más aún, es madre. Los hijos, si por casualidad están enfermos, tienen una condición más para ser amados por la madre”.