Jóvenes del Bañado Norte marcharon ayer desde la Escuela Santa Cruz hasta la Escuela Caacupemí para expresar su indignación por el aislamiento y peligro en que quedaron las familias tras la construcción del segundo tramo de la Costanera.
Simón Martínez, vocero de Fe y Alegría, indicó que “esa avenida es como un muro. Cada mañana es un peligro para docentes y alumnos tener que pasarla. No hay un solo policía que ayude”.
Puntualizó que exigen que el Estado les garantice a cada habitante bañadense su derecho a la educación, la salud pública y una vivienda digna en la cual vivir.