Por Luz Olazar
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Era medianoche. C.E.A.P., de 13 años, y C.A.R de la misma edad, estaban a la búsqueda de su presa. Entonces bajó una joven de un taxi en las calles Fulgencio R. Moreno y Nuestra Señora de la Asunción. Cuando la mujer se dirigía a su departamento, fue abordada por los menores que le sacaron todo lo que tenía de valor.
“Para robar no tengo miedo de hacerlo, además lo hago por necesidad”, dijo C.E.A.P., quien fue demorada junto al otro adolescente, C.A.R., por el hurto cometido.
Los dos chicos, atrapados en las cercanías hotel Guaraní por uniformados del sistema 911, estaban bien armados. Él tenía un arma de fuego entre los genitales. Ella, un puñal en la ropa interior. Estos menores conforman el denominado grupo de las “Pirañas”, una organización integrada por niños y adolescentes que se dedica en grupo a esquilmar a los transeúntes.
¿Quiénes son? Una noche en el microcentro de Asunción puede ser una historia más sobre las denominadas “pirañitas”, que surgen con las características similares de los peces de esa especie. Es decir, atacan a su presa en grupo y “muerden” en tajadas pequeñas.
Los integrantes de esta nueva modalidad delincuencial tienen entre 6 y 13 años, pero ya con un largo historial de hechos delictivos. Sin embargo, se sabe que detrás de todos ellos hay uno o más autores morales, adultos, por supuesto.
“De las investigaciones que estamos haciendo, lo único claro es que detrás de estos niños hay adultos que los están explotando”, asegura la ministra de la Secretaría de la Niñez y la Adolescencia, Victorina Ruiz Díaz de Espínola.
¿Quién más está detrás de las “pirañitas”. Los propios padres de muchos de ellos estarían instigando a sus hijos a robar. Y esa tesis también es manejada por el subcomisario Carlos Cáceres, de la Comisaría Tercera Metropolitana, a donde son llevados –por unas horas– estos niños/as, cuando son descubiertos y atrapados.
En los trabajos de calle realizados por asistentes sociales de la Secretaría de la Niñez y la Adolescencia, se mencionó a un “peruano” como el organizador de la red, lo que tampoco carece de lógica, teniendo en cuenta que las “pirañitas” tienen su origen en Perú.
Falsos carameleros. Normalmente a las “pirañitas” se las ve cuando el sol se esconde, sosteniendo en una mano una cajita de golosinas, sin embargo, no pretenden vender chicles ni caramelos a los distraídos ciudadanos, sino despojarlos de sus pertenencias y echar a correr hacia la ribera del río Paraguay.
Según la Policía, hay más o menos 15 pequeños que integran el grupo de las “pirañitas”. Operan en Asunción –se han registrado hechos aislados, como en Zeballos Cué, Campo Grande y Fernando de la Mora– y según el trabajo de la Consejería Municipal por los Derechos del Niño/a y Adolescente (Codeni), la mayoría son hijos de padres dedicados al reciclado de basura que residen en la Chacarita.
Qué hacer. En la mayoría de los casos, andan en grupos de 5 a 6 niños/as, y sorprenden a las víctimas con sus caritas inocentes, por lo que éstas ni siquiera atinan a reaccionar contra los pequeños.
Los niños “pirañitas” son inimputables y no pueden sobrepasar las seis horas en las comisarías tras ser detenidos. La única alternativa es trabajar en su reinserción con sus familias, y este papel depende primordialmente de que se apliquen las políticas de Estado, destinadas a proteger a la niñez y la adolescencia, lo que hasta ahora no pasa de ser una manifestación de deseo.
Otros lugares
Estos niños también están atacando zonas de la ciudad de Fernando de la Mora y Zeballos Cué. Fuera del microcentro, llegaron a los barrios Carmelitas y Campo Grande, de Asunción.
Exigencias de ley
¿Qué opciones tienen los niños “pirañitas” en nuestra legislación? De todas las leyes, citadas más abajo, reciben protección total.
El artículo 8 del Código de la Niñez y la Adolescencia exige que todo menor tiene derecho a vivir y desarrollarse en su familia, y en caso de falta o insuficiencia de recursos materiales de sus familiares, el derecho a que el Estado los provea.
Ante la exigencia del artículo 71 específica que los padres deben velar por el desarrollo integral de sus hijos, además de dirigir su proceso educativo y su capacitación.
En caso de hechos punibles, el artículo 194 explica que un adolescente es penalmente responsable solo cuando al realizar el hecho tenga madurez sicosocial suficiente.
Pero establece medidas que se observan en el artículo 196, el cual señala que el hecho punible realizado por un adolescente será castigado con medidas correccionales o con una medida privativa de libertad, sólo cuando la aplicación de medidas socioeducativas no sean suficientes.
Niños en situación de peligrosidad
El artículo 34 inclusive explica que cuando el niño o el adolescente se encuentre en situaciones de necesidad de protección o apoyo el Estado y los organismos autorizados deben advertir a los padres, tutor o responsable.
También orientar a los menores, acompañarlos o en todo caso incorporarlos en un establecimiento de educación escolar básica y la obligación de asistencia.