Alexander Steffanell
Catedrático y crítico literario
La novela Fuego Pálido, de Bernardo Neri Farina, se podría enmarcar en la llamada “narcoliteratura”. Aunque suene un poco derogatorio, “lo narco” tiene que ver con la manera documentalista en que la novela ha sido narrada planteando una problemática social y política en Paraguay.
En continuidad con la narcoliteratura escrita en México y en Colombia, Neri Farina se une a la larga tradición literaria que incluye prostitutas, tráfico de drogas y corrupción política en Latinoamérica. Fuego pálido no solamente narra la relación de los personajes inmersos en violencia y pobreza en Asunción, sino también los malévolos lazos entre los líderes políticos del momento y el Bajo, provocando así una serie de comportamientos diarios determinados por una engañosa amistad permeada por la corrupción.
La pasión por narrar es lo que ha motivado a este escritor a presentar un conflicto devastador entre clases bajas –menos favorecidas– y los estamentos privilegiados pertenecientes a la clase política de Paraguay. Fuego pálido despliega un menjurje de poderes emergentes y abusos políticos que contribuyen a que el país se vea infectado por una violencia política. Los de abajo se observan como si estuvieran fuera de la ley y el orden social, ubicándolos fuera de la misma sociedad a la cual pertenecen.
Neri Farina documenta la historia contada y convierte su narrativa en una literatura casi testimonial. Con ojo de ávido investigador, el protagonista, quien está escribiendo un texto, observa detenidamente las relaciones de poder de los estamentos en cuestión y presenta hechos irrefutables, aunque negados por la sociedad paraguaya y los políticos de turno. El escritor juega con estudios de casos, los ficcionaliza y los desarrolla de tal manera que nos convoca ante lo que podríamos llamar una novela narco-documental.
El narcotráfico en la política
La novela está encapsulada entre la tragedia y la realidad. Bernardo Neri Farina se lanza en ristre a escribir sobre la inserción del narcotráfico en los estamentos políticos. Con su prosa definida y clara, su discurso narrativo utiliza fácilmente el español coloquial introduciendo palabras en guaraní, la descripción diaria de acontecimientos y procesos legales sociales y gubernamentales. El autor convierte el conflicto social en una herramienta literaria a través de una historia narrada.
Por otra parte, y dado que la presente novela explora los entes desplazados y marginados, tiene una similitud con el naturalismo decimonónico y muestra lo cruel, lo abyecto, la lacra social que corrompe y pudre aún el establecimiento. Es en El Bajo donde se observa el desarrollo de personajes sórdidos en una sociedad podrida que refleja al Paraguay escondido combinado con la putrefacción gubernamental.
A diferencia del naturalismo clásico, cuya belleza del lenguaje es poca, la escritura de Bernardo Neri Farina refleja con detalle, con hermosura textual la lírica y el estilo narrativo del que se hace acreedor esta pluma paraguaya.
La novela en discusión muestra al mundo latinoamericano una nueva forma de otear la narrativa paraguaya. La violencia invade el texto, perpetúa un sistema de antivalores. El narrador hace una denuncia social del estamento y atestigua una realidad evocada en la narrativa. La novela presenta una sociedad fragmentada y trasciende la literatura con una multiplicidad de voces en la estética recursiva de la escritura. El narrador es un experto en presentar el deterioro de la sociedad paraguaya y la enfermedad que avanza y corroe poco a poco.
Bernardo Neri Farina trabaja con nuevos elementos para entender el complejo mundo del narcotráfico y la injerencia en este nuevo fenómeno. El Paraguay reflejado en su novela es un mundo caótico, sujeto a una continua búsqueda de verdades e igualmente argumenta que el papel de la literatura es hacer ficción la moral mientras se educa al pueblo con la misma.
Neri Farina cuestiona cada uno de los estamentos, aun el literario; alterca con el lector poniéndolo entre la espada y la pared para tomar partido de su propio entramado literario. Indudablemente la narrativa de esta pluma paraguaya se debe tomar como una ventana artística y creatividad innovadora, con nuevos elementos estilísticos y textuales, donde no solamente se condena “lo narco” sino que se denuncia por medio de la palabra escrita.
Realidad o no, ficción o no, esta nueva incursión en temas sistemáticamente sociales y de actualidad ubica la literatura paraguaya en el mapa mundial.
Multiplicidad de voces
La novela de Neri Farina explora nuevas formas discursivas buscando elementos literarios controvertidos y apuntando a las diversas representaciones sociales en las que se desarrolla. La creatividad de este escritor para presentar una nueva propuesta de escritura y una temática válida poco explorada en Paraguay es excepcional. En esa misma línea, una contribución relevante en la presente novela es la perspectiva del narrador. La multiplicidad de voces cuestiona a cada uno de los personajes dándole más colorido a la narrativa. La utilización combinada de narradores en primera, segunda y tercera persona otorga a la obra un aire pertinente para romper los límites fronterizos en la inmensidad del lenguaje. Como descanso de una sociedad convulsionada, sobre todo para el lector, Bernardo Neri Farina ofrece también en su obra un pase libre hacia el erotismo. Los personajes Tito y Julia se lanzan al vacío en una relación desenfrenada cuyo placer ilimitado se refleja en una escena de la novela. Las siete páginas de la relación sexual entre la pareja llegan como bálsamo refrescante en medio de la desidia y conflictos planteados en el argumento novelesco.
Por último, la novela de Bernardo Neri Farina es una pequeña obra maestra de la nueva narrativa paraguaya que factoriza un texto impoluto e irracionalmente coherente. Neri Farina hace una reinvención de la narrativa actual donde la muerte gana y la moda anárquica se articula con el horror de la violencia. En su novela prevalecen los espacios simultáneos claramente articulados con los protagonistas y antagonistas. Es una sociedad en disturbios, llena de abusos por parte de los políticos de turno que matan y asesinan directa o indirectamente a los humildes, sobre todo, a los niños. La presente novela es un posible llamado de atención a la política actual para consolidar con firmeza mecanismos de control social que paren la brutalidad y la banalidad de “los de arriba”, en su continua mimetización y encarnación camaleónica de querer convertirse en los salvadores de la sociedad paraguaya.
La novela Fuego pálido es en sí un intrigante estudio de conflicto social y político, que dirige nuestra atención a lo absurdo y lo polémico en gran escala en la sociedad paraguaya. No es solamente una protesta social de la situación, sino que magistralmente revela la dinámica coercitiva de la experiencia humana casándola con la ficción y la realidad.
(*) El Dr. Alexander Steffanell es profesor asociado de Castellano y Literatura Latinoamericana y director de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Lee (Cleveland, Tennessee, Estados Unidos).