23 jun. 2025

¡DEJAD QUE LOS NIÑOS VENGAN A MÍ!

Lugo y la Niñez

Lunes|20|ABRIL|2009

sofia-massi@uhora.com.py

“Por sus frutos, os conoceréis”, dice un versículo de la Biblia. A Fernando Lugo, lo empezamos a conocer ahora, por lo que hace, o mejor dicho por lo que deja de hacer.

El 20 de abril del 2008, Fernando Lugo fue electo presidente de la República, tras haber encendido la luz de la esperanza en los paraguayos con una imagen que proyectaba transparencia y generaba confiabilidad. Así logró derrocar democráticamente 60 años de continuismo del Partido Colorado en el poder.

Esa luz que con tanta intensidad brilló un año atrás, se va apagando poco a poco con promesas incumplidas y discursos vacíos. Del dicho al hecho, hay un largo trecho y a las palabras del candidato se las llevó el viento.

Lugo ahora es presidente de la República y el hecho de no reconocer la tenencia de un hijo lo desacredita.

“Construir la confianza tarda años, pero basta un segundo destruirla”.

A un año del histórico 20 de abril de 2008, aparecen mujeres que aseguran tener hijos con el presidente y que esas criaturas fueron concebidas cuando aún era obispo. Primer error, violó un compromiso asumido: el celibato.

No pretendo cuestionar la doble moral de Lugo, mucho menos juzgarlo por su desempeño dentro de la Iglesia Católica. En realidad repudio su falta de responsabilidad y su incoherencia con los niños, no sólo con quienes podrían ser sus hijos, sino también con aquellos que sufrirán las consecuencias de su administración como presidente de la República.

“La niñez es prioridad para mi Gobierno”, dijo Fernando Lugo cuando asumió la Presidencia.

Pregunto: ¿Y los niños que concibió y no reconoció? ¿Cómo decir que los niños y niñas del Paraguay son su prioridad señor presidente, cuando que sus propios hijos viven desamparados, privados del derecho a tener un padre y una madre, sometidos a la pobreza como es el caso del pequeño de seis años de Benigna?

Una mayoría de electores sedientos de cambio depositó su confianza en usted señor presidente, principalmente por su trayectoria como obispo de San Pedro. Parecía ser una opción diferente en la política paraguaya.

Señor presidente: Basta de ambigüedades, secretos y doble vida. Paraguay necesita un presidente transparente y no un obispo mentiroso. Llegó la hora de sacarse la careta, dejar de andar con pasos impredecibles y caminar firme hacia el progreso.

Si tiene más hijos por ahí, reconozca la paternidad de todos y pasemos a otra historia. No puedo afirmar cuantos son, pero como el caso de Viviana Carrillo y Benigna Leguizamón, existen otros que son un secreto a voces. Esos niños tienen derechos, garantice los derechos de sus hijos y luego hablemos de cambio para el país. El cambio empieza por casa señor presidente.

Quienes lo votaron no calificarán su Gobierno por la cantidad de hijos, sino por la aplicación de políticas públicas eficaces para sacar al país de la pobreza.

El 20 de abril del 2008 el pueblo eligió el cambio, no de color sino de actitud. Basta de decepciones, llegó la hora de actuar, de enfrentar la realidad y dejar de estar bien con Dios y con el diablo.

El desafío comenzó. El tiempo corre y el país espera...

Observación: Lo único rescatable de todo este escándalo de alcoba presidencial es que a raíz de las denuncias por filiación que se animaron a realizar, Viviana y Benigna, muchas otras mujeres tomarán valor suficiente para demandar a aquellos hombres que no asumen su paternidad responsablemente.