Con una corona, vestido blanco y velo azul como la Virgen, Alison Diana Fernández llegó hasta la Basílica a pagar su promesa de todos los años, de la mano de su madre Lucía Aguilera. La niña de 10 años, oriunda de Villarrica, padecía de epilepsia desde apenas ocho meses.
“Era tan pequeña y convulsionaba mucho y consumía medicamentos muy fuertes. Se le hizo estudios y ya tenía manchas en el cerebro. Hasta conseguir una escuela que la reciba nos costó porque era mucho compromiso tenerle a ella como alumna. Le encomendé a la Virgen para que se sane y que le traería hasta los 15 años”, relató la madre. Hoy Alison ya no padece de convulsiones y tampoco consume medicamentos. Desarrolla una vida normal, con múltiples actividades. Estudia danza, va a clases de pintura, toca el piano y ejecuta guitarra. “Me gusta mucho la música, pintar y bailar”, comentó Alison mientras se prepara para volver a casa luego de ir a saludar a la Santa Madre. Para Lucía, la oración curó a su hija. “Yo soy de orar mucho. Somos una familia que creemos mucho en Dios y en la Virgen y así”, señaló la mujer. Los doctores, comentó, no pudieron creer la evolución de Alison. “Fue un milagro porque generalmente la epilepsia no se cura, solo se trata”. Comilona Esta tradicional visita a Caacupé la realizan cada 7 de diciembre, en vísperas de la festividad, ya que cada 8 de diciembre prepara una comilona en el barrio Santa Lucía de Villarrica donde residen, como agradecimiento por la salud de Alison. “Solemos hacer tallarín, pero este año preparamos una hamburgueseada. Vamos a hacer primero una celebración de palabra y después repartir las hamburguesas a niños y adultos”.
Diagnóstico. Encomendó a la Virgen la salud de su hija con epilepsia.
Hasta conseguir una escuela que la reciba nos costó. Pero hoy ella va a clases de danza y pintura. Es pianista y guitarrista. Lucía Aguilera, madre de Alison Diana.
camino a la villa serrana