19 abr. 2024

Connivencia entre la Justicia y la Fiscalía permite la impunidad

Los últimos casos de blanqueo de casos emblemáticos de corrupción y la lentitud en investigar los graves intentos de estafa en compras de insumos médicos durante la pandemia del Covid-19 revelan lo poco que se ha avanzado en un sistema de Justicia que responda a los intereses de la ciudadanía, y no a la de los poderes fácticos. Las recientes extensas caravanas de protesta realizadas en varias localidades del país demuestran en qué medida la ciudadanía está harta de tanta corrupción. La clase política no asimila el mensaje. No podemos seguir con un sistema judicial que no merece confianza. Urge conquistar la Justicia real como un imperativo de la democracia.

A pesar de las restricciones impuestas para la reunión de personas en el contexto de la pandemia del Covid-19, una gran cantidad de ciudadanos salieron a las calles este lunes en Asunción y en diversas localidades del país, protagonizando extensas caravanas de protesta contra la corrupción y contra lo que consideran como un plan antipopular impulsado desde el Gobierno bajo la figura de una reforma del Estado.

Una de las críticas más fuertes ha sido contra el Poder Judicial y el Ministerio Público, por haber concedido el sobreseimiento definitivo del senador Javier Zacarías Irún y el sobreseimiento provisional de su esposa, la ex intendenta de Ciudad del Este Sandra McLeod, en un caso de desfalco de 1.200 millones de guaraníes, como por haber otorgado la libertad ambulatoria al ex senador Óscar González Daher en el caso de audios filtrados y tráfico de influencias, medidas que se conocieron en la misma jornada, calificada por este diario en su portada de ayer como un “Día negro para la Justicia”.

Los últimos blanqueos de casos emblemáticos de corrupción, como el caso del Clan ZI en el Este y el Clan González Daher en Central, como la llamativa lentitud para investigar los graves intentos de estafa en compras de insumos médicos durante la pandemia del Covid-19 revelan lo poco que se ha avanzado en un sistema de Justicia que responda a los intereses de la ciudadanía, y no a la de los poderes fácticos.

En el caso del blanqueo al Clan Zacarías Irún, es lamentable ver cómo la jueza que liberó a los principales acusados, como los fiscales que investigaron la causa, se echan mutuamente la culpa, mientras crecen la frustración y el desencanto en una ciudadanía que desde hace años viene reclamando que se ponga fin a los abusos de autoridades y caudillos políticos, con millonarios desvíos de fondos del dinero público.

Lo mismo sucede con la investigación del más grave caso de corrupción detectado con los fondos de emergencia asignados para la lucha contra el Covid-19. Mientras la ciudadanía ya lleva casi cuatro meses cumpliendo medidas especiales de restricción, aún no existe un solo imputado por el caso del millonario intento de estafa con la compra de insumos médicos importados desde China, por parte del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social.

La evidente connivencia entre el Ministerio Público y el Poder Judicial para no avanzar en las investigaciones y en los procesos, o para permitir escandalosos casos de alevosos blanqueos de graves hechos denunciados y reclamados por la población, consagran la impunidad y hacen que la ciudadanía confíe cada vez menos en los investigadores y administradores de justicia.

El clamor popular que resonó el lunes en gran parte del país demuestran en qué medida la ciudadanía está harta de tanta corrupción. A pesar de eso, las autoridades y los exponentes de la clase política no asimilan el mensaje.

No podemos seguir con un sistema judicial que no merece la más mínima confianza de la ciudadanía. Urge conquistar la Justicia real como un imperativo de la democracia.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.