Ver a un cardenal en Paraguay no es un hecho común, mucho menos a un cardenal católico de rito oriental. Para Estela García ayer fue un día inolvidable. La presión alta que la aqueja no impidió que se acercara ayer hasta la parroquia San Charbel de Itá Enramada en busca de un milagro. Un milagro de las manos del cardenal libanés Bechara Boutros al-Rai, patriarca de Antioquía y de todo Oriente, que visitó el país por primera vez en el marco de su gira latinoamericana.
Antes de su paso por la capital del país y Lambaré, el cardenal nacido en Monte Líbano arribó a Ciudad del Este, donde visitó a autoridades eclesiales de la zona así como a la comunidad árabe de dicha ciudad.
“Convocamos a rezar por la Región del Oriente para que el Todopoderoso brinde la paz y la armonía entre sus habitantes, agradecemos a este país, a sus autoridades y habitantes por la generosidad con que acogió al pueblo árabe. “Vengo a fortalecer la unión entre los cristianos y musulmanes y pongo a su conocimiento que su civilización (dirigida especialmente a los libaneses) data de 7.000 años, entonces a través de esto pido el respeto a su civilización y que los valores lo lleven consigo siempre”, dijo el cardenal Mar Bechara Boutros Al-Rahi, en el Centro Cultural Paraguayo-Libanés, durante su visita en Ciudad del Este.
En Asunción, con banderas del Líbano en alto y arrojando pétalos de flores, la comunidad maronita recibió al mediodía al religioso en las inmediaciones de la parroquia San Charbel, construida gracias a la solidaridad de paraguayos y libaneses.
“La visita del cardenal es un hito histórico para la Iglesia paraguaya”, calificó el arzobispo monseñor Pastor Cuquejo durante el homenaje brindado al visitante antes de la misa que fue presidida por el cardenal en compañía del nuncio apostólico Eliseo Ariotti y otros religiosos católicos.
UNIÓN. Conmovido por el recibimiento en Paraguay, el cardenal Bechara Boutros al-Rai dijo estar alegre por visitar el país, por ser una tierra carac- terizada por un pueblo que privilegia la amistad entre la Iglesia libanesa y la Iglesia paraguaya.
“Gracias al pueblo paraguayo que abrió sus puertas a la comunidad árabe”, dijo el patriarca durante la homilía de rito maronita.
GRATITUD. El padre maronita Hannoun Andraos, que lleva adelante la misión de la iglesia católica oriental en Paraguay, agradeció la visita del cardenal por ser muy representativa para paraguayos y libaneses que residen en el país y que acuden al primer templo de la Iglesia maronita en Paraguay, la parroquia San Charbel.
“Varias sanaciones se han producido por la gracia de San Charbel y más de 13 personas en Paraguay llevan el nombre de Charbel, signo del amor que tiene este pueblo a este santo”, celebró Andraos.
La celebración religiosa maronita de tradición oriental se caracterizó por cánticos en español, árabe, guaraní y arameo. “No hay diferencia dogmática con la Iglesia católica occidental, solo hay una tradición oriental diferente”, explicó el padre Andraos. Esta diferencia se pudo apreciar en el momento de la paz, en la que cada participante con ambas manos unidas saludó a sus pares.
Terminada la eucaristía, el cardenal Bechara Boutros al-Rai, que antes de visitar el país pasó por Argentina, Uruguay y Brasil, fue hasta la casa de gobierno de Mburuvicha Róga para saludar al presidente Federico Franco.
LOS ORÍGENES DE LOS MARONITAS Y SU PAPEL EN EL MUNDO
Los maronitas son los católicos orientales que llevan este nombre en honor a San Marón, aquel santo que fuera conocido por ser un firme defensor de la fe católica en Oriente. Marón vivió en las cercanías de Antioquía (Turquía) y fue conocido por su don de sanar enfermedades corporales y espirituales.
La Iglesia católica apostólica está formada por 22 iglesias particulares. La más conocida es la Iglesia romana. La iglesia maronita es una iglesia particular, que tiene su origen en los primeros siglos del cristianismo. Fue en el siglo VII, cuando Juan Marón, el primer patriarca maronita, dio forma jurídica a esta iglesia que siempre se mantuvo fiel a Roma, a la Iglesia de Pedro.
Desde el Concilio Vaticano II, los papas de Roma iniciaron el nombramiento de los patriarcas maronitas como miembros del Colegio cardenalicio, así fue que el cardenal Bechara pudo participar en la elección del papa latinoamericano Francisco.
Además del papel pastoral, el patriarca maronita tiene un papel fundamental en la administración política del Líbano, conformando el gobierno.