25 abr. 2024

Cata, el otro bicampeón

Con Chiqui Arce ganó dos Libertadores, en Gremio y Palmeiras.

Catalino Rivarola (1965) siente que su mejor pasaje en el fútbol profesional fueron los cuatro años que estuvo en Gremio de Porto Alegre (1994-1998) y los títulos nacionales e internacionales lo avalan. 1999, sin embargo, su año con el Palmeiras y el posterior al Mundial de Francia, fue un año agridulce para Cata.

Dulce por el llamado de Luis Felipe Scolari, apenas enterado de que no renovaría con el club gaucho donde había sido su técnico. El central paraguayo se mudó del Sur a la ruidosa Sao Paulo para defender los colores del Verdão que aquel año conquistó, por primera vez, la Copa Libertadores de América con Catalino y Francisco Arce en sus filas. Agrio, finalmente, por las lesiones que lo persiguieron, sobre todo, desde la rotura de ligamento posterior de su rodilla en su paso por las serranías cordobesas, con la camiseta de Talleres de Argentina.

Aunque a Catalino recibió la medalla correspondiente por la Copa que el Palmeiras levantó a fines del siglo pasado y que volvió a la memoria de sus hinchas ahora que el club se consagró bicampeón; a pesar de que jugó, desde el banco, la ida de las semifinales contra River Plate de Argentina en aquella edición: Contra el mismo rival, en la misma instancia, para el mismo club, como veintiún años después; con todo eso es tarea imposible encontrar una foto suya con la camiseta del equipo verde.

“Felipao me conocía muy bien”, rememora para ÚH aquel recio central paraguayo, de juego fuertemente aéreo con su 1,88 de estatura. “Rápidamente, cuando rescindí con Gremio, o sea, cuando no llegué a un acuerdo, él me llamó. Se enteró después de dos días de mi salida. Me llevó para esa Libertadores. Yo estaba volviendo de una cirugía, igual nomás me llamó. Ya me perseguían mucho las lesiones. Jugué pocos partidos, pero estuve en el plantel”, recuerda.

Aunque pareciera estar lejos de la reciente alegría palmeirense, Catalino se regocijó con la segunda Libertadores. “Me pongo feliz porque está un paraguayo, que es muy querido en Brasil, por supuesto. Me puse contento porque me tocó en el pasado estar ahí, más ahora por Gustavo Gómez”, reconoció.

Además reveló: “No lo conozco, personalmente (a Gómez), pero por supuesto que sé que es un buen jugador. Hace unos años, cuando vino Palmeiras con Felipao (a Asunción), fui al hotel, me preguntó por un central paraguayo y me nombró, entre otros, a Gómez. De mi parte, le dije que lo contratara, ahí mismo, y mirá como terminó el muchacho”, cuenta con seriedad quien terminó su carrera en Libertad en 2001, retirándose por las lesiones y 36 años bien jugados.

Casi a Olimpia Su carrera en primera comenzó en Cerro Porteño en 1986, curiosamente, cuando pudo haberse originado en otro lugar: Olimpia. Jugaba para la selección de Mariano Roque Alonso cuando lo recomendaron en Para Uno. Pero Cata mismo lo cuenta: “Me acuerdo muy bien que me llevó Rogelio Delgado a Olimpia. Ahí me pidieron mi ficha, me querían iba a fichar. Ya estaba todo. Pero entonces vino un técnico, su nombre no voy a decir, y de la nada se cambiaron. No, no quiero ese pysa tronco en mi equipo, dijo por mí. Vine nomás otra vez en Roque entonces. Después recalé en Cerro y no me arrepiento”, se sincera.

“Debuté contra Olimpia. Llegué a marcarle a Carlos El Lobo Diarte en mis comienzos”, cuenta con orgullo. Para él fue un salto enorme pasar de jugar en el 29 de setiembre de Roque Alonso “a un club importante, con ese grupo maravilloso dirigido por Valdir Espinoza y Magno Ferreira Falcón”. Fue, insiste, “un grupo excepcional” el campeón de 1987 luego de diez años de sequía. Y nombra a Blas Cristaldo, Félix Brítez Román, Tarciso, Pedro Garay, José Domingo Riveros, Justo Jacquet.

El paso por Argentina “tuvo sus momentos buenos y malos”, pero dio roce a Cata para lo que se venía, lo mejor: Gremio. “En la época de Talleres ya estaba muy bien como jugador, como persona, maduro. Después apareció lo de Gremio y en gran parte es responsabilidad del Chiqui. Scolari le pregunto por un central y Chiqui me recomendó. Así nomás me fui”, cuenta.

Scolari es uno de los “técnicos más completos” y, como Chiqui, lo reconoce como un padre. “Hasta hoy tengo contacto con él, le saludo siempre. En algún momento hablamos con amigos de Paraguay para intentar traerle a la selección, por su experiencia, por lo que sabe, no lo digo yo sino su trayectoria habla sola, pero no se dio”, revela.

De su paso por Brasil, se identifica más, obviamente, con el Gremio. “Hoy mantengo contacto para cualquier evento, con amigos. Cuando inauguraron el estadio me invitaron. Siempre ellos están al tanto, no se olvidan de los jugadores, siempre pendientes”, reconoce finalmente.

El hermano Arce
“Con el Chiqui nos conocemos desde Cerro, jugamos en la Selección, es como un hermano para mí. Difícil encontrar una persona como él, no lo digo porque estuvo conmigo, sino porque lo conozco y los que le conocen te lo pueden decir. Cualquier técnico se equivoca, pero cuando uno falla y reconoce, está bien y él lo hizo. Creo tuvo momentos malos en la Selección, pero hizo cosas buenas también como es normal en el fútbol. Creo que hoy día Chiqui mostró en Cerro, en Olimpia y valía y, en mi opinión, se tendría que darle otra oportunidad en la Selección. Está más maduro, con experiencia, aprendió mucho en este tiempo”.

2 Libertadores tiene Rivarola. En 1995 la ganó con Gremio y en 1999 con Palmeiras, ambas con Scolari como DT.

1 Brasileirão ganó el defensor central, en 1996 con Gremio. Ganó además una Recopa Sudamericana.

Hasta hoy tengo contacto con Scolari. En algún momento hablamos con amigos de Paraguay para intentar traerle a la Selección.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.