Una mañana como las otras en Santiago. Alrededor de una rotonda, algunos detalles llaman la atención: el césped quemado, bolsas de escombros apiladas en una acera, ramas carbonizadas esparcidas con basura, una parada de autobús incendiada y lemas políticos pintados en muchos edificios. Desde el 18 de octubre, cuando comenzó la crisis social detonada por el incremento del precio del metro que dejó 20 muertos, Santiago es diariamente escenario de manifestaciones que casi de manera sistemática terminan en enfrentamientos con la policía. Cada mediodía, en una especie de tranquila trashumancia humana, decenas de miles de manifestantes caminan por la Alameda, la principal arteria del centro de Santiago, deteniéndose frente al palacio presidencial para luego llegar a Plaza Italia, el epicentro de las protestas.
barrios ricos. Las protestas llegaron ayer al centro comercial Costanera Center, la puerta de entrada al distrito financiero y las zonas acomodadas de Santiago, hasta ahora indemnes de las manifestaciones. La policía acordonó el lugar y la administración decidió cerrar las puertas después del mediodía tras evacuar a sus trabajadores. A 2 semanas y media del estallido, cientos de personas llegaron hasta el centro comercial, el más grande de Sudamérica y con la torre más alta de la región, para protestar por reformas sociales y en contra del gobierno. Locales comerciales aledaños resguardaron con madera y latones sus vitrinas y se vivía un ambiente de tensión en el barrio de Providencia, un sector comercial de clase media alta, a pocas cuadras del Costanera Center. Empleados de cafés, restaurantes y bancos estaban ansiosos por salir de esta zona antes de que se iniciaran los disturbios.
El gobierno chileno no tiene nada que ocultar sobre el accionar de las fuerzas de seguridad e investigará cualquier exceso cometido en medio de la extendida crisis social que sacude al país, dijo ayer el presidente Sebastián Piñera. La afirmación del mandatario se produce en medio de denuncias y formalizaciones judiciales a agentes de las fuerzas de orden por abusos y torturas y el pedido de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para realizar una visita al país, sumándose a la misión de la Alta Comisionada de ONU para los DDHH que ya está en Chile. “Establecimos transparencia total en las cifras porque no tenemos nada que ocultar”, dijo Piñera.