AP-EFE
Guatemala
El presidente estadounidense George W. Bush anunció ayer en Guatemala un plan regional para combatir el narcotráfico y las pandillas que involucrará a Estados Unidos, México y los países centroamericanos.
''Los detalles irán surgiendo cuando hagamos la estrategia, pero podemos empezar por compartir información’’, dijo Bush en una conferencia de prensa al final de su visita a Guatemala, la penúltima escala de una gira por Latinoamérica en la que visitó Brasil, Uruguay, Colombia y que concluye en México el martes.
Añadió que ''debemos trabajar regionalmente contra las pandillas, ya que se mueven por Centroamérica y México, debemos pensar en compartir la información para buscarlos y mejorar la comunicación’’.
Durante la rueda de prensa, con su homólogo guatemalteco hablaron de inmigración y la lucha contra el narcotráfico y la corrupción, entre otros temas.
Bush señaló que durante el encuentro abordaron extensamente el programa de la seguridad en Guatemala.
La violencia ha aumentado en los últimos meses en el país centroamericano, donde en febrero pasado resultaron asesinados tres parlamentarios salvadoreños.
Cuatro policías sospechosos de su muerte fueron asesinados, a su vez, cuando se encontraban detenidos en una prisión de alta seguridad.
Estados Unidos “estará junto a Guatemala en la lucha contra la corrupción y el narcotráfico”, aseveró el jefe de la Casa Blanca.
Parte de ese problema son las pandillas de delincuentes transnacionales, que pasan desde América Central a México y de allí a Estados Unidos, explicó Bush, quien destacó que para avanzar en una solución “hay que pensar nacional y regionalmente”.
Sobre el asunto migratorio, Berger dijo que es tema de gran “preocupación para Guatemala y EEUU” y agregó que Bush le ha asegurado que “no hay una intención de ir expresamente contra los trabajadores indocumentados” guatemaltecos en las deportaciones de inmigrantes ilegales.
El mandatario estadounidense rechazó enérgicamente que se deporte a guatemaltecos por ser de esa nacionalidad.
“No es verdad”, sostuvo, hablando en español para dar más énfasis a sus palabras. “Las deportaciones forman parte del cumplimiento de la ley, que se aplica de manera justa y racional”, insistió.
Se calcula que un 10 por ciento de guatemaltecos, 1,3 millones, viven en Estados Unidos, de los cuales un 60 por ciento son inmigrantes ilegales.
La visita del jefe de la Casa Blanca a Guatemala es la cuarta etapa de una gira por América Latina que concluirá en México y que ya le ha llevado a Brasil, Uruguay y Colombia.
Reprimen protestas
Las fuerzas de seguridad reprimieron ayer con gases lacrimógenos una manifestación que se concentró en el centro histórico de la capital de Guatemala en protesta por la visita que realiza el presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
Agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) y de un comando elite del Ejército se vieron forzados a lanzar bombas lacrimógenas a unos mil manifestantes cuando intentaron romper el cerco para llegar al Palacio Nacional de la Cultura, en donde Bush se reunió con su colega guatemalteco, Óscar Berger.
Desde primeras horas de este lunes, indígenas, campesinos, sindicalistas, estudiantes y activistas de derechos humanos protestan en el Centro Histórico de la capital, contra la presencia de Bush en Guatemala.
Los guatemaltecos lanzaron huevos, piedras y envases de plástico a las fuerzas de seguridad, que instalaron barricadas a unos 100 metros del antiguo Palacio de Gobierno, para evitar el paso mientras se encuentra el mandatario estadounidense.
México refuerza la seguridad
Los dos hoteles en Mérida que acogen desde anoche al presidente de EEUU, George W. Bush, y a su comitiva a fueron cercados por policías y militares mexicanos que pretenden aislarlos de eventuales protestas contra la visita del mandatario a México.
El Consulado estadounidense en esa ciudad también permanece cercado y vigilado por la Fuerza Pública.
Desde primera hora de ayer vallas de hasta tres metros de altura rodean el perímetro de los hoteles Hyatt y Fiesta Americana, el primero donde pernoctó Bush, y el segundo, donde se celebrará el próximo miércoles la rueda de prensa final de la cumbre entre el presidente estadounidense y su homólogo mexicano, Felipe Calderón.
El Estado Mayor Presidencial (EMP), un cuerpo militar que se encarga de la protección de los presidentes mexicanos y de los altos dignatarios extranjeros que visitan el país, se ocupa de las labores de control de la zona, donde se han movilizado unas cuatro mil personas, según datos publicados en la prensa local.
En los cuatro puntos de entrada a la ciudad hay controles del operativo de seguridad, también apreciables en el aeropuerto de Mérida.
Desde hace días varios helicópteros Black Hawk están apostados en la terminal aérea, atentos a las posibles órdenes estadounidenses de ofrecer seguridad durante la visita.