“Viví un calvario que duró cuatro años; no se lo deseo a nadie”, comenzaba diciendo Carlos Alberto Ramírez Viveros, que en el año 2018 fue imputado por un caso de coacción sexual y fue señalado en varias publicaciones periodísticas como un violador serial.
Carlos, luego de la imputación y pedido de prisión del fiscal Gerardo Mosqueira, pasó 39 días en la cárcel de Emboscada y luego obtuvo arresto domiciliario, para finalmente, comprobarse su inocencia, ya que resultó sobreseído. “Todo era mentira lo que dijeron de mí; si era cierto, si era responsable, iba a asumir, pero no fue así”, expresó dejando escapar la impotencia y el dolor en el tono de su voz.
Al llegar al centro de reclusión afirma que escuchó el rumor entre sus compañeros internos de que lo iban a licuar o tomar justicia por mano propia, para vengar el delito que supuestamente cometió.
El hombre cuenta que durante el proceso se cometieron varios abusos, por parte de los que tienen que impartir justicia, y también responsabilizó a los medios de prensa.
Manifestó que el destaque que se le dio a su caso, en medios radiales, televisivos, impresos y digitales, perturbó su nombre y su privacidad por lo que sintió una condena social injusta. “La prensa ya me presentó como un violador y no me dieron oportunidad de defenderme”, se quejó.
ACCIÓN JUDICIAL. Ramírez Viveros no descarta iniciar acciones legales contra el fiscal Mosqueira por –según él– haberlo imputado sin contar con indicios que puedan sostener su teoría. “De hecho que voy a tener que accionar contra el fiscal, pero ahora estoy abocado en limpiar mi nombre y mi apellido, a desmentir todo lo que dijeron de mí”, agregó.
Cuenta que fue detenido en San Lorenzo, y según afirma, un año después de lo ocurrido, los investigadores ya tenían el dato preciso del autor confeso de los hechos, sin embargo, él siguió con las medidas restrictivas, hecho que le afectó de forma física y psicológica, según afirma.