15 oct. 2025

Burocracia pone en vilo el futuro de investigaciones científicas en la UNA

Malabarismo.  Los expertos esperan más flexibilidad para adquirir insumos.

Malabarismo. Los expertos esperan más flexibilidad para adquirir insumos.

Los investigadores de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) necesitan más celeridad a la hora de adquirir insumos y equipamientos.

Hoy –dicen– gastan más horas en papeleos administrativos que en el laboratorio: tienen los recursos técnicos y financieros, incluso colaboran con expertos del exterior, pero chocan contra el monstruo burocrático del Estado.

Depender de las licitaciones les ralentiza y les resta competitividad, de acuerdo con la Dra. María José Fernández, quien llegó recién de Madrid (España) y tuvo que poner de su bolsillo el dinero para unos reactivos. “La dificultad que tenemos ahora los investigadores es la adquisición de reactivos y equipos. La burocracia excesiva nos hace poco competitivos con nuestros colaboradores extranjeros”, afirma y advierte que en estas condiciones es más difícil conseguir expertos de afuera que deseen cooperar y menos contar con investigadores locales.

colaboración. Ocurre que el tiempo es valioso para ellos, en virtud a que encaran proyectos a nivel colaborativo con pares de Europa y no pueden perderse meses en trámites administrativos. “Ya nadie trabaja solo ni aislado, eso es imposible: cuando miras una revista científica hay un laboratorio de Suecia, otro de Nueva York”, enumera.

Es por eso que decidió –hace poco– comprar los insumos. “Si voy a esperar a que llegue de la licitación, a que se hagan todos los requisitos para tener un reactivo, me pasó el tiempo: se me murieron las células y no puedo seguir el experimento”, expone Fernández, quien desde abril pasado está a cargo del nuevo Laboratorio de Bioinformática en el Núcleo de Investigación y Desarrollo Tecnológico (Nidtec), de la Facultad Politécnica de la UNA.

Ella comparte proyectos con sus colegas del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (IICS) y asegura que esta necesidad se replica en los distintos centros de estudios.

La Dra. Cynthia Villalba, coordinadora del Nidtec, cuenta que en octubre de 2015 inició un proyecto en el campo de informática en la salud y recién al finalizar su trabajo, en diciembre de 2017, le salieron dos computadoras.

“Por más de que sea un proyecto pequeño, con un tiempo de ejecución de uno o dos años, tenemos que pasar por todo ese proceso de institución pública que nos enlentece”, suscribe.

Con una licitación “se pierde medio año” para conseguir el insumo que se precisa. “Y a lo mejor el reactivo que adquiriste no es el que necesitas, porque hay que aceptar el más barato y a lo mejor es de malísima calidad. Y te ves obligado a aceptar una cosa y perdiste un montón de tiempo”, contrapone Fernández y pone como ejemplo España, donde “levantas el teléfono para solicitar un insumo y a los días ya tienen en su laboratorio”.

En el Nidtec, que se solventa con fondos del Programa Prociencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), aparte de la rama de bioinformática, se llevan adelante investigaciones en el área de los biomateriales, matemática aplicada, ciencias de la computación, imágenes, optimización, ingeniería de software, entre otros.