Por pa'í Oliva - http;//www.paioliva.blogspot.com
Es la oración que hago este año a la Virgen de Caacupé, porque me he encontrado en estos días con demasiada gente en la calle con señales de pobreza. Con una bolsita de plástico con cuatro o cinco mangos. No es que lleven un postre que añadan a su comida. Por su vestimenta y su mirada triste, me están señalando que llevan ahí, en esa bolsita, lo único que tienen para comer hasta que encuentren otra cosa mejor.
Tal vez pertenezcan a ese 20% que viven en la miseria, de los dos millones de pobres de nuestra Patria.
Y me agobia mucho que, si no lo remediamos, pasarán la vida entera en esa desolación del empobrecimiento.
Hoy escribo para esa mayoría que somos los cristianos de todas las Iglesias en el Paraguay.
Un obispo católico brasileño, Don Pedro Casaldáliga, ha escrito: “El cristiano del futuro será pobre o solidario con los pobres, o no será cristiano”. Lo que significa que por ser cristianos tenemos la obligación de unirnos a los pobres, creyentes o no, que luchan en el campo y en las ciudades por salir de ese estado de crucifixión que les amenaza con durar para siempre.
Esta tarea la tenemos que realizar todos, desde la política, la profesión que tengamos, la cultura y la educación. Y no hay excusa si queremos llamarnos cristianos.